Cuando un papá vive el mundial con sus hijos por primera vez…

Mi hijo tiene cuatro años y, como muchos niños de esa edad, es un intenso aficionado del futbol. Este el primer mundial en forma que podrá disfrutar en su vida. Y también es el primero de mi larga existencia que yo disfrutaré como ningún otro; porque la sensación de vivir la emoción a través de los ojos de mi hijo es algo que no se compara con nada.

Vivir el proceso del mundial con mi hijo me recordó la sencilla felicidad del que colecciona estampas y por fin logra llenar su álbum.

Me hizo entender que al final no importa el marcador, ya que cuando algo se sigue con pasión no importan tanto los resultados, sino que los procesos y la experiencia son los que en realidad nos enriquecen.

Me enseñó la magia de vivir las cosas con entrega total.

A través de mi hijo hasta pude volver a valorar  y  a amar nuestros símbolos patrios. Pues nadie venera tanto a la Bandera Nacional o al Himno cómo un niño a punto de ver jugar a su selección.

Y sobre todo, me hizo darme cuenta de las maravillas de compartir tiempo con él, de sentarnos juntos en el sillón, para juntos gritar de emoción al festejar un gol.

Al final de cuentas, poco importa si la selección nacional llega muy lejos, este Mundial me ha dado uno de los más grandes regalos:

Conectar y disfrutar de mi hijo.