Gritarles es tan malo como golpearlos
Criando con consciencia
Muchos padres recurren a los gritos para disciplinar a los niños, esto ha generado mucha polémica.
Gritar es igual de malo que golpearlos, pues es una forma de castigo y recurrimos a ellos como una forma de obligar a que los niños hagan lo que queremos cuando todo lo demás ha fallado. En ese momento se queda en el olvido el principio de que educar es guiar y no controlar.
Sabemos que no te gusta gritar, sabemos que eres humano y es normal perder la paciencia.
Una solución a esto es intentar crear un espacio temporal y respirar unos segundos antes de reaccionar.
Entre más gritas menos te escuchan, por lo que tienes que levantar más la voz. Si le añades que tus hijos se convierten en gritadores también, está situación es todavía más triste.
Diversos estudios dicen que gritar es igual a pegarles y puede causar problemas de conducta, así como problemas de desarrollo emocional:
- Podrán comportarse bien por un momento, pero no los hará corregir sus actitudes o comportamiento.
- Tendrán miedo ante las situaciones, en lugar de comprenderlas y ser consientes de las consecuencias de sus actos.
- Los confunde, pues al estarlo corrigiendo por una conducta inaceptable tú estás teniendo una en ese momento. No se puede enseñar a no gritar gritando. Sé congruente.
- Investigaciones señalan que gritar hace niños más agresivos, física y verbalmente.
- Al ser una señal de enojo, mandas un mensaje de temor a tu hijo y esto lo hace sentir inseguro.
- Si hay insultos verbales, se vuelve un abuso emocional, esto traerá consecuencias a largo plazo tan negativas como ansiedad, baja autoestima y aumento de la agresión.
Lo más grave y que muchos expertos han descubierto es que gritar daña sus cerebros y lastima sus oídos, algo que nadie tomaba en cuenta, además de la parte emocional, tiene consecuencias fisiológicas para ambos.
Publicidad