¿Cómo se dice?

Le repetimos frenéticamente a nuestros hijos cada vez que sentimos que es necesario que digan la palabra “gracias”.

Y muchas veces la repiten. Ya está, nos sacamos diez como adultos responsables del cuidado de un niño, porque el mini ser humano dijo “gracias”.

Pero , ¿será que el niño sintió realmente agradecimiento o solo repitió una palabra sin pensar? ¿Cómo podemos?

1. Da las gracias. Los niños aprenden con el ejemplo: ¿Tú le das las gracias cuando te ayuda o hace algo que le pediste? Siempre dale las gracias y deja que escuche cuando se las dices a alguien más. 
2. Ayúdalo a ver las necesidades de los demás. El agradecimiento hacia lo que recibimos de los demás empieza con la empatía. Con reconocer que mamá no tenía porqué levantarse pero lo hizo para ayudarme a bajar el juguete que estaba fuera de mi alcance. Esto es difícil de reconocer cuando los niños son muy pequeños, no es que  sean egoístas o groseros, es solo que en esta etapa de desarrollo su cerebro está enfocado a sus necesidades, pero, como toda habilidad que irán adquiriendo, la repetición y el ejemplo son la clave para que lo entiendan y empiecen a practicarlo de forma natural.
3. No le des todo lo que pide inmediatamente. La expectativa que genera la espera de recibir algo que realmente quieres incrementa el sentimiento de gozo al recibirlo. Vivimos en la era de la inmediatez. Los niños pequeños están acostumbrados a obtener todo de manera inmediata. ¿Quieres ver Paw Patrol? En un segundo. ¿Quieres verlo otra vez? ¡Claro! Esto no solo hace que los niños se vuelvan poco tolerantes ante la frustración, sino que los inhabilita en el hábito de la paciencia, así que, de vez en cuando ayúdalo a ejercitar esa paciencia. No te levantes corriendo si quiere un snack o dile que esperarán al fin de semana para comprar el helado.
4. Dale la oportunidad de ganarse las cosas que quiere. Le dará un sentido de orgullo y de autosuficiencia que hará que eso que recibió tenga aún mayor valor. 
5. Den las gracias antes de dormir por las cosas que tuvieron en el día. Además de ser una linda forma de conectar en la noche con tu chiquito, le ayudará tanto a los niños como a los papás o cuidadores,  a terminar el día tranquilo con pensamientos positivos en la mente, lo que logrará un mejor descanso. 

La gratitud y el agradecimiento se practican. Es como ejercitar un músculo, así que no olvides practicarlo constantemente e incluirlo cuantas veces puedas en el día. 

Y sobre repetir constantemente “¿cómo se dice?”:

Es importante dar las gracias a todas las personas que hacen algo por nosotros durante el día. La maestra, el policía que les deja pasar, el cajero de la tienda y también mamá y papá. Háganlo juntos, pronto no tendrás que recordárselo. 
 

Pro tip:

Si tu hijo (o tú) están teniendo un día difícil, una sesión de agradecimiento puede ayudar a salir del momento de estrés. Ayúdalo a respirar un par de veces, y juntos encuentren 2 o 3 cosas que puedan ver, oír o tocar que los hagan sentirse felices y agradecidos. Te aseguro que después su estado de ánimo será mucho mejor.