¿Mi peque está listo para ir a la escuela?

Cuando estaba planeando mi embarazo, una de las cosas que me preocupaba es que mi hijo naciera en un mes que le permitiera entrar a una edad adecuada a la escuela.

¡Vaya preocupaciones de mamá primeriza!

Hice mis cálculos, pero como la vida no cumple caprichos ni antojos… nació justo en una fecha que, cuando creció me puso en una decisión muy difícil: ¿debo esperar para enviar a mi hijo a la escuela o lo inscribo aunque sea el más pequeño de su clase?

La elección de la respuesta es más difícil de lo que parece ya que el éxito o fracaso de iniciar en el mundo escolar impacta directamente en el bienestar, autonomía y motivación del niño, tanto en ese momento como en su futuro.

Pero, ¿cómo elegir lo mejor para el niño? Algunos estudios señalan que lo ideal es que el niño esté preparado física, emocional y cognitivamente.

Una forma de darnos cuenta es con señales que él mismo envía, como las siguientes:

• 1. Sigue instrucciones simples. Es decir, entiende lo que pides y lo hace, desde ir por un juguete, guardarlo, etc.
• 2. Permanecer en un lugar el tiempo suficiente como para escuchar una historia, un cuento.
• 3. Control de esfínteres. Aunque hay escuelas que apoyan en este proceso, lo ideal es que el pequeño ya haya iniciado el entrenamiento.
• 4. Reconocer letras o colores. Los pequeños son como esponjitas, así que no te sorprenda que reconozcan algunas letras por separado o por lo menos sepan distinguirlas.
• 5. Mejora cada día las habilidades motrices (fina y gruesa). Agarra las cosas, camina, lanza pelotas, etc.
• 6. Intenta socializar con otros niños. Después de los 3 años, los niños intentan jugar con otros de su edad, es decir, ellos mismos piden la convivencia.
• 7. Muestra interés en aprender. Le interesa el mundo que lo rodea y conocer lo más que puede: investiga, toca, pregunta, etc.

¿Retrasar o no?

Aunque los niños estén listos, algunos papás retrasan la entrada a la escuela, ¿por qué? Estudios de diferentes universidades revelan que cuando los niños entran más grandes se desempeñan mejor debido a que su cerebro se ha desarrollado más y tiene más experiencia de vida.

No obstante, en mi experiencia decidí inscribir a mi hijo a una edad temprana a la escuela, y aunque es el más pequeño del grupo, sus maestras aseguran que su desarrollo cognitivo va a la par de sus compañeros. No obstante, si tiene algunas diferencias mínimas de maduración. Pero esto no le ha ocasionado otros problemas, al contrario, disfruta mucho la escuela.

Así que no me arrepiento de no haber esperado para enviar a mi hijo a la escuela, al contrario, me siento orgullosa de él y de lo bien que le ha hecho para su desarrollo. Lo que sí es importante es que como papás observemos a nuestros hijos y decidamos de acuerdo a sus capacidades y habilidades.