Cuando descubrí que regresar a trabajar me hizo una mejor mamá
Para ser una mamá feliz, decidí ser una mujer feliz.
Hoy en día vivimos entre estereotipos que no terminan por lograr liberar completamente la presión hacia el género femenino.
Si tienes hijos debes cuidarlos hasta que estén en edad de ir a la escuela, ocuparte de ellos antes que de ti, porque si no, está mal visto, o ¿para qué los tuviste?, o les harás falta.
En una familia de 3 donde el amor es lo que nos despierta día con día, mamá entendió entre platos sucios, cocina complicada y pisos sucios, que no quería ser ama de casa, sino que quería trabajar como lo había hecho cuando era soltera.
Y en un grito de desesperación al sentirme estresada e incompleta estando todo el día en casa llegó la oportunidad de obtener un trabajo.
Razones como poder comprarle cosas a mi hija sin pedir, o sorprender a mi esposo o costear unas vacaciones familiares, fueron más grandes que la necedad de quedarme en casa a hacer algo que no me hacía sentir bien.
Así transcurrió el día 1 en la guardería cuando llevé a mi bebé 8 meses para convertirme en la peor bruja del mundo por dejar sola a mi bebé en un lugar con más niños, juegos, estimulación temprana y diversión.
Recuerdo que pasé todo el día preocupada por cómo sería el día escolar de mi bebé, llame 4 o 5 veces al colegio para asegurarme que todo estaba bien.
Ahora, cada que voy por ella pasa lo siguiente:
1. Llego con la mente despejada y me concentro especialmente en disfrutar el tiempo con ella. En escuchar sus historias, platicar de su día, armar un plan para ese o algún otro día, consentirnos un poco.
2. Subo a mi coche a una niña feliz que jugó con niños de su edad todo el día, que aprendió cosas nuevas y que me platica de sus amiguitos con mucho entusiasmo.
3. Me dedico completamente a ella, no a limpiar, no a acomodar o a buscar cosas en la computadora, me reinvento con nuestros momentos.
4. Me doy permiso de ser una mala mamá y comprarle un chocolate o un helado camino a casa para amenizar nuestro ratito.
5. Me siento completamente plena al tener un trabajo que me hace distraerme, entregarme y me da a cambio un beneficio económico que me ha permitido costera vacaciones, regalarle cosas a mi esposo, comprar mis cosas y consentir a mi hija.
6. Valorar mi tiempo y el de mi familia, no hay nada más valioso para mí que mi tiempo yo decido en que ocuparlo y me conflictúa hacer planes en donde mi familia no esté presente.
Nunca podría decir que a TODAS las mujeres les hace feliz trabajar siendo mamás.
Todas las mamás somos diferentes y nos hacen felices distintas actividades. El secreto de ser feliz está en disfrutar lo que haces y en sentirte plena en cada uno de los papeles de tu vida, como mamá, esposa, mujer.
Si eres feliz en donde estas, sonríe y si no lo eres busca tu camino, los niños felices crecen en familias felices, con mamás felices. Por María Padilla para Naran Xadul