El verdadero aprendizaje de la película El Mago de Oz
Es cierto que de esta película se tienen rumores oscuros y extraños, como de toda gran producción. Finalmente, Hollywood siempre nos ha dado de qué hablar, pero si ponemos de lado toda esta palabrería, inventada o no, y analizamos su verdadero fondo y desmenuzamos cada uno de sus exquisitos detalles, tendremos un tesoro en pantalla que ciertamente trasciende y tiene una enseñanza atemporal.
La historia comienza en blanco y negro, lo cual es muy simbólico ya que habla de un momento de oscuridad o ignorancia. Dorothy, su perro Toto y su casa son arrojados desde Kansas hasta Ciudad Esmeralda por un fortísimo tornado. Aquí el tornado juega otro papel simbólico muy fuerte que nos muestra el “incidente” que hace a cada ser humano cambiar de rumbo. Cuando por fin logra salir de su casa para darse cuenta del maravilloso y colorido lugar al que ha llegado, es recibida con fiestas y vitoreos de los “Munchkins” quienes le agradecían haber aplastado a la bruja con la casa.
Dorothy lo agradece, pero lo que ella quería realmente era volver a su casa y le dicen que la única manera era llegar hasta el gran Mago de Oz, sólo él podría ayudarla. Ojo, todo este color, simbólicamente hablando, se debe a que Dorothy había encontrado un fin, un objetivo por el cual avanzar.
Su viaje comienza desde el centro de una espiral de camino de baldosas amarillas que se extiende hasta un camino casi recto. Desde la antigüedad el círculo, que en este caso es una espiral, representa a la vida, su continuidad, sus altos y bajos y su regreso al origen. Wow, qué más retador para Dorothy que comenzar el viaje pasando por todos los momentos que han conformado su vida.
Otro dato de no menor importancia, sino todo lo contrario, es que el camino por el que Dorothy avanza es de color amarillo, color que en culturas orientales representa la iluminación y su camino hasta ella. Éste representa el proceso de aprendizaje y conciencia por el que Dorothy habrá de pasar.
A lo largo del recorrido se va encontrando con los tres memorables personajes que la acompañarán hasta el final: el León, el Hombre de Hojalata y el Espantapájaros. Cada uno de ellos querían encontrar al gran Mago de Oz para pedirle algo, el cual bien podríamos entender como Dios o esta divinidad espiritual que en algún momento todos buscamos. Dorothy quería volver a casa, o lo que es igual, quería volver a su origen, a su identidad; el León quería valentía, el Espantapájaros un cerebro y el Hombre de Hojalata un corazón.
Al llegar al final de recorrido, y después de toda una serie de eventualidades que se les presentan, se encuentran con una verdad reveladora. El gran Mago de Oz era una farsa reproducida por un hombre común que les hace ver que todo lo que cada uno buscaba siempre estuvo dentro de ellos. Que para recorrer ese camino que llamamos vida y encontrarnos a nosotros mismos, es necesario tener valor y decidir desde el cerebro y el corazón.