Si yo pudiera dar un sólo consejo para mis amigos sería este: tengan hijos
Si yo pudiera dar un sólo consejo para mis amigos sería este: tengan hijos; al menos uno, pero si es posible 2, 3, 4…
Nuestros hermanos son el puente a nuestro pasado y el puerto seguro para el futuro.
Pero tengan hijos, nos hacen mejores seres humanos
Lo que un hijo hace por ti, ninguna otra experiencia lo hará. Viajar por el mundo te convierte en alguien exitoso y es gratificante, la independencia es riquísima. Aun así nada te cambiará de la manera tan permanente que te cambia un hijo.
Olvídate de esa historia de que los hijos cuestan. Los hijos te hacen una persona de consumo consciente y económico: pasas a comprar ropa en outlet y no en Calvin Klein porque al fin y al cabo es sólo ropa. Y tus tenis del año pasado todavía están nuevos y cómodos, duran 5 años más… ya tienes otras prioridades y sólo un par de pies.
Trabajas con más ganas y dedicación, después de todo existe un pequeño ser totalmente dependiente de ti, y eso te convierte en un profesional con un empuje que ninguna otra situación te daría. Los hijos nos hacen superar todos los límites.
Comienzas a preocuparte de hacer algo por el mundo.
Separar la basura, trabajo comunitario, productos que utilizan menos plástico. Eres el ejemplo de ser humano de tu hijo y nada puede ser más grande que eso.
La alimentación pasa a importar, ya no es buena opción comer entre comidas chocolates con Coca-Cola, le ofreces plátano y agua.
Comienzas a cuidar más tu salud.
Comes las verduras que dejó en su plato. Plantas en tu jardín para tener alimentos frescos. Puedes dejar las sodas incluso semanas, un hijo te da unos 25 años más de vida.
Crees más que nunca en Dios y hasta aprendes como rezar. En la primera enfermedad de tu hijo, casi como instinto te arrodillas y pides a Dios que cuide de él. Así, tu hijo te enseña como tener fe y gratitud como ningún cura, pastor o líder religioso es capaz.
Te enfrenta a tu propia sombra.
Un hijo trae a flote tus peores defectos cuando se tira en el piso del supermercado porque quiere unas galletas. Tienes ganas de gritar, golpear, salir corriendo, te sientes agresivo, impaciente y autoritario, pero te das cuenta del amor que le tienes y con ese amor lo educas.
Aprendes a respirar profundo, agacharte, extenderle la mano a tu hijo y entender la situación a través de sus pequeños ojitos.
Un hijo te hace ser una persona más prudente.
Nunca más vas a volver a conducir sin cinturón, manejar de forma arriesgada, o beber y conducir, por el simple hecho de que no puedes morir (no tan temprano) ¡¿Quién criaría y amaría a tus hijos de la misma forma en tu ausencia?! Un hijo te hace querer más que nunca estar vivo…
Pero si aun así no crees que estos motivos valen la pena, que sea por ese encanto indescifrable que los hijos tienen…
Ten hijos para sentir el olor de sus cabellos siempre perfumados, para tener el placer de sentir sus pequeños bracitos alrededor de tu cuello, para escuchar tu nombre (ahora mamá o papá) con esa vocecita chillona.
Ten hijos para recibir esa sonrisa y abrazo apretado cuando llegas a casa y sentir que eres la persona más importante del mundo entero para ese pequeño ser.
Ten hijos para tener besos con ese aliento que ningún Listerine ofrece, ten hijos para ver en ellos tu misma sonrisa y el caminar de su papá, y entiendan la importancia de tener una parte suya suelta por el mundo.
Ten hijos para re-aprender la delicia de un baño con espuma, de un chorro de agua en el calor, de correr con el perro, de comer mango sin limpiar.
Ten hijos sabiendo que muy poco te enseñará.
Ten hijos porque precisamente tienes mucho que aprender.
Ten hijos porque el mundo necesita que seamos mejores personas en esta vida.
Autor: Bruna Estrela