Quería una mini-me pero mi hija es completamente diferente a mi
Desde que supe que mi bebé sería niña, lloré de emoción. Me visualizaba con ella jugando a las muñecas, haciendo casitas miniaturas y pintándonos las uñas, pero ahora es todo lo contrario. Mi hija ama el fútbol, su hobby favorito es encontrar bichitos en las plantas y ni siquiera le interesan las cosas de belleza o maquillaje.
A veces cuando me ve maquillándome me pregunta que para qué hago eso, que ella no le gusta y que nunca se lo pondrá en la cara.
Me acuerdo que me la vivía bailando y viendo videos de bailarinas, cuando supe que sería niña tenía la esperanza de ir juntas a una clase de ballet, y enseñarle lo que fue mi pasión durante muchos años, pero no es así, ella me pide clases de karate, de “brincar en la calle”, dice ella pero en realidad es parkour, y sale muy emocionada de casa los días que le toca entrenamiento de fut.
Eso sí, mi hija ama las faldas de tutú, pero las combina con sus botas de leñador que su papá le regaló. Ama elegir su ropa y su estilo para ir a su entrenamiento de fut.
Hacemos muchas actividades juntas y tenemos algunas cosas en común que nos unen muchísimo, por ejemplo en la cocina o nuestro amor por las plantas, pero cuando se rehúsa a bailar o rechaza la ropa que yo le escojo, mi corazón se apachurra un poquito.
El día que la lleve a clases de ballet, compré las zapatillas y todo el uniforme, esperé ansiosa en la puerta del salón de clase para hacer de inmediato la inscripción, al salir, me dijo que no quería ballet que las clases de hawaiano le gustaban mucho más, guardé mis puntas de ballet en el cajón de mis recuerdos y entendí que lo que yo más amé en mi niñez no sería lo mismo que amaría mi hija.
Entendí que ella tenía que encontrar sus cosas y sus propias pasiones, descubrir sus talentos, sin tener que cumplir con mis expectativas.
Ahora que se está convirtiendo en una niña y defiende tanto sus gustos y su personalidad con ese carácter que se hace escuchar por todos lados, me doy cuenta que mi tiempo de vestirla como muñequita de aparador ya pasó, que ya no tengo el mismo control sobre ella.
Porque ella ahora tiene una determinación y una mente asertiva que no tiene miedo de usarla, a pesar de que no veré nunca a mi hija bailando 'El Lago de los Cisnes', estaré ahí en cada presentación de hawaiano, en cada combate de karate y gritaré muy fuerte en cada gol que meta, porque es única, hermosa, aventurera, creativa y le pone el corazón a todo lo que hace, así que estoy segura que todo lo que venga, será igual de emocionante.