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Jamás te canses de “estar”, de eso nunca te arrepentirás

Publicado: 2 de Marzo 2020
Vida de mamá
Foto: IG @julimonsalveblog
Foto: IG @julimonsalveblog

He pensado un millón de veces en cómo criar hijos amables, responsables, empáticos, generosos y felices. 

 

 

Es una pregunta demasiado complicada como para responderse con una simple respuesta. Existen muchos factores internos y externos que influyen y determinan los procesos, caminos y destinos de nuestros pequeños. 

 

 

Pero si de algo me he dado cuenta, es de que “estar” siempre hace la diferencia para bien. 

 

 

Observarlos mientras se despiertan y estar ahí cuando abren los ojos. Disfrutar del momento en el que sólo quieren dormir entre tus brazos y cerquita de tu corazón. 

 

 

Tomarlos de la mano y luego soltarlos para que logren dar sus primeros pasos y hacerles una fiesta cuando aprender a brincar.

 

 

Ayudarlos a vestirse o a amarrarse las agujetas de sus zapatos aunque tengas que corretearlos por todo la casa porque como de costumbre, ya se te hizo tarde. 

 

 

Acompañarlos a desayunar mientras les preparas el lunch para la escuela y lavas los trastes y al mismo tiempo escuchas alguna anécdota del día anterior. 

 

 

Ver sus caritas llenas de sorpresa o misterio cuando atentos escuchan el cuento que les lees siempre antes de dormir.

 

 

Echarles porras desde las gradas en cada uno de sus partidos y recitales de danza.

 

 

Darles un empujón y correr tras de ellos cuando te piden que les enseñes a andar en bicicleta.

 

 

Abrazarlos y mimarlos durante las noches de fiebre y consolarlos en las madrugadas de pesadillas.

 

 

Intentar comprender la situación por la que atraviesan cuando te azotan la puerta en las narices y murmuran entre dientes que no te soportan.

 

 

Escucharlos y aconsejarlos cada vez que llegan tristes de la escuela porque alguien los molestó.

 

 

Prestarles tu hombro para llorar cuando tienen el corazón roto y los invade la angustia.

 

 

Hacer todo lo posible para no sentirte culpable cuando explotas y les gritas. 

 

 

Salir corriendo del trabajo para recogerlos en la escuela porque les duele la panza o tuvieron algún accidente. 

 

 

Ponerles mucha atención y disimular los celos cuando quieren contarte de su amor platónico.

 

 

Sonreír y celebrar cuando son los mejores de la carrera y quedan en primer lugar y también cuando logran terminarla siendo los últimos.

 

 

La clave es estar con ellos dándoles tiempo de calidad, siempre con amor y respeto.

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