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La forma en que le hablas a tus hijos se convertirá en su propia voz

Publicado: 5 de Febrero 2018
Vida de mamá
Foto: IG @lu_mulloy
Foto: IG @lu_mulloy

A veces se nos olvida que nuestros hijos están escuchando y absorbiendo como esponjas todos lo que decimos y hacemos.

 

A veces se nos olvida que la forma en que nos relacionemos con ellos maracará la forma en que ellos se relacionarán con el mundo.

 

A veces se nos olvida que el grado de amor que incluyamos en nuestra forma de dirigirnos a ellos, será el grado de amor con el que se hablarán a ellos mismos. Que nuestra voz se convertirá en su propia voz.

 niños

foto: Instagram/burstbrisplease

 

Si tus hijos están acostumbrados a escuchar tu tono de hartazgo, de hostilidad o de cansancio, ese será el tono que resonará en su propia voz interior.

 

Entre más amorosos sea nuestro trato, más amorosos se tratarán a ellos mismos. Y toda mamá y papá desea que su hijo sea amoroso consigo mismo. Todos queremos hijos que se sientan merecedores de recibir y dar amor.

 

Muchas veces no nos damos cuenta de cómo hablamos a nuestros hijos. No nos damos cuenta de las miles de promesas que les hacemos y no les cumplimos.

 

Les gritamos, “ahora no”, “después”. Haciendolos sentir que siempre tenemos algo más importante que hacer, que estar con ellos.

 

Y eso se les queda marcado en el alma. Y ese mensaje se llevarán cargando en sus años futuros. Ese sentir de que todo lo demás es más importante los desvalora.

Photo: @Lu_Mulloy

Photo: Lu_Mulloy

 

Porque si nosotros como padres  no tuvimos el tiempo y la paciencia de verlos y escucharlos.  Etonces no se sentirán merecedores de ser escuchados y vistos. Y aprenderán que sus pensamientos y emociones no son importantes y aprenderán callar y guardarse todo.

 

Y un corazón escondido y que no se expresa no es un corazón feliz.

 

  • Ojalá nos tomáramos el tiempo de escuchar a nuestros niños

 

  • Ojalá no les hiciéramos falsas promesas

 

  • Ojalá tuviéramos un poco más de tacto cuando le hablamos a un niño, 

 

  • Ojalá dejáramos de apresurarlos y nos sentáramos en el piso a jugar con ellos.

 

Por que aunque no lo parezca, los niños siempre están atentos de todo; de las discusiones de pareja, de las ofensas que gritamos a la gente manejando,  de las veces que nos burlamos del vecino, de nuestros  gritos  pero también de las veces que ayudamos a otros o de los gestos de amor y cariño que tenemos con nuestra gente.

 

Los niños  se dan cuenta de todo lo que ocurre a su alrededor, lo reciben,  lo guardan y almacenan en una bolsita que tarde o temprano reproducirán.

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