Carta a mi segunda mamá: Mi tía
Querida segunda mamá:
Aunque no nací de tus entrañas, estuviste ahí el día que llegué a este mundo
Aunque no sufriste los dolores de parto, sí sufriste mis ratos de enfermedad
Aunque no era tu deber, me preparaste las comidas más ricas que he probado
Y aunque mi mamá se enojara contigo, siempre has sido la más consentidora del mundo
Me dabas dulces cuando no podía comerlos
Me dejabas ver un ratito más de tele cuando mi mamá salía
Me comprabas ese juguete al que mi mamá se negaba
Y la hacías entender que tal vez ese castigo había sido muy duro
Fuiste la mediadora entre mi mamá y yo
Fuiste mi cajón de los secretos
Has cuidado siempre mi corazón
Y te llamo “tía” solo porque me dijeron que no podía tener dos mamás
Me enseñaste a cocinar
Me dejaste meter las manos a la masa del pastel
Te comiste todas mis preparaciones extrañas y asegurabas que sabían delicioso
Me diste fuerza y seguridad siempre
Cuando tenía tareas escolares difíciles, nunca te paraste de la mesa hasta asegurarte de que había entendido y podía hacerlo por mi cuenta
Cuando llegó el tiempo de hacer maquetas, te las ingeniabas para que la mía fuera la mejor de la clase
Y aun cuando no pedía tu ayuda, estuviste siempre al tanto por si te necesitaba
Mi mamá decía que me volverías una niña caprichosa y que no debías consentirme tanto
Pero en realidad me estabas enseñando esa otra parte del amor
Me enseñaste a ser solidaria con los que amo
Me enseñaste la entrega incondicional
Hoy quiero brindar por la mejor segunda mamá y cómplice del mundo
Porque puede que no tenga tu sangre, pero sí tengo tu corazón y tú el mío
Te amo para siempre