Ignorar también es maltrato
¿Cuántas veces has escuchado las siguientes frases? “No lo tienes que abrazar cada que llora, ya está grande”, “sólo llora para llamar tu atención, no tiene nada”, o la más famosa, “si le haces caso te va a manipular siempre”.
Esta forma de educar con la filosofía de ignorar está tan normalizada que la mayoría de las personas hemos llegado a aplicarla más de una vez, ya sea porque emocionalmente la situación nos rebasa, o porque ‘la tía Concha’ te lo aconsejó y sentiste la presión en el cuello.
No somos conscientes de lo que hacemos porque así fuimos educadas la mayoría de nosotras, muchas veces no prestamos demasiada atención a situaciones que son importantes para ellos, como cuando consiguen ponerse la ropa solos o por fin están brincando sobre un pie; pero cuando se van a caer, tiran algo o vienen y nos jalan la ropa, ahí si prestamos atención.
Las consecuencias de ignorar las necesidades de tu hijo, -porque sus necesidades de afecto y consuelo, también son importantes- pueden afectar su autoestima y la forma de relacionarse en la vida adulta.
No quiero poner otro peso sobre tus hombros, pero, es momento de revisar cuál es tu forma de darle atención a tu hijo, si lo haces sólo cuando hace algo malo o realmente conectas con él durante el día y creas momentos donde se siente escuchado, visto y amado.
Ignorarlo durante un berrinche o darle tiempo fuera va en contra del instinto de los niños que es buscar proximidad y confort en momentos de estrés, no distancia ni rechazo. Hacer esto les da el mensaje de que los papás no pueden lidiar con su comportamiento, que lo que han hecho ha sido tan malo, que no hay otra cosa más que el castigo, y con el tiempo, la comunicación se rompe, causando que los niños se sientan desprotegidos o desvalorizados por sus propios padres.
Y si lo piensas bien, ni siquiera se siente correcto ignorarlo, también va en contra de nuestro instinto como papás.
Lo que puedes hacer es:
- Conectar, hacerle saber a tu hijo -que está en medio de un berrinche- que ahí estás, que puede llorar y enojarse, que es válida su emoción.
- Entender que la autorregulación es un proceso, así como aprenden a ir al baño solitos y a caminar, también aprenden a autorregularse, por lo tanto los berrinches son comunes, normales y pasan al menos un par de veces al día.
- Evitar el tiempo fuera. En lugar de mandar a tu hijo a sentarse en su silla de castigo, enséñale a salir del caos mental, respiren juntos, usa alguna técnica como el 'grounding' para sacarlo del berrinche o pon una barrera si necesitas calmarte, por ejemplo: “estoy muy molesta, necesito 3 minutos para calmarme”, o “me siento muy enojada, voy a salir a dar una vuelta en la sala para calmarme”. Así bajas la intensidad de tus propias emociones y le enseñas a tu hijo a hacer lo mismo.
- Los niños necesitan la guía de los papás, cuando los ignoramos, no sólo les estamos diciendo que no podemos con sus emociones, también les estamos dando el mensaje de que no nos interesa lo que hacen. Es necesario explicarles qué hicieron mal, qué fue lo que sucedió y cómo superarlo, ellos necesitan esta retroalimentación, pues les hace saber que queremos escuchar sus puntos de vista y que queremos participar en su vida.
Los niños que son ignorados también están viviendo violencia, los niños necesitan de nosotros para ayudarles a atravesar sus emociones, a comprender el mundo y reconfortarse cuando están tristes o enojados.
Romper este ciclo de actitudes con las que fuimos educados, es nuestro deber.
Revisado por Karen Zaltzman
Quien tiene estudios de licenciatura y maestría en pedagogía; asesora de crianza certificada por PCI. Sus grandes pasiones: ser mamá de 3, cocinar, leer, estar en el agua, inventar y acompañar.