En este encierro estoy celebrando el primer día de las madres de mi vida
Aunque mi bebé todavía no está en mis brazos, para mí, este fue mi primer día de las madres.
Sí, yo ya soy madre, porque desde que supe que estaba embarazada comencé a cuidarme de una forma muy especial para asegurar el bienestar de ese diminuto ser que crece dentro de mí.
Estoy amando incondicionalmente a alguien que aún no conozco, me siento tan conectada con mi cuerpo y mis emociones como nunca antes, y es que sin las distracciones de la vida rutinaria, el confinamiento me ha llegado en el momento preciso para preparar la llegada de mi bebé.
Estoy aceptando los cambios que han llegado con todo el amor del mundo, con mi cuerpo que cada día crece más y se acomoda para ofrecerle ese lugar seguro y cómodo a mi bebé, con mis emociones y con mi entorno.
Y aún en el encierro, intento seguir al pie de la letra lo que mi doctor me recomienda, como tomar mi multivitamínico Elevit que ayuda a prevenir la deficiencia de hierro en la dieta y proporciona el ácido fólico necesario para prevenir defectos del tubo neural; y no sólo proveerá a mi bebé de todas las vitaminas y minerales que necesita, también a mí me mantendrá sana, combinándolo con ejercicio y una buena alimentación.
Siempre he pensado que ese movimiento de prioridades, que llega normalmente con los hijos, comienza su camino desde el embarazo y no hay prueba más grande de amor que entregar tu cuerpo completo por la vida de otra persona.
Así que sí, celebré con mariachi y flores virtuales, porque yo ya soy madre.
Y a pesar de que he tenido que soltar muchas de mis expectativas, porque afuera hay una crisis mundial que nos ha mantenido dentro de nuestras casas, también me está dando grandes lecciones.
La del cuidado, la de escuchar a mi cuerpo, seguir mi intuición y estar en calma, cuidándome de lo externo, pero también cuidando lo que pienso, lo que me digo y lo que siento.
Estoy abrazando todos los cambios, las nuevas líneas en mi cuerpo, los antojos extraños, estoy siendo bondadosa conmigo porque ahora somos dos, y estoy segura que si yo estoy bien, mi bebé también lo estará.
Estoy practicando mi paciencia, que aunque una vez que esté en mis brazos será un ejercicio más retador, desde hoy la pongo en práctica, pues no puedo apurar las cosas, ni alargarlas más, el embarazo sigue su curso, fluyendo mientras yo espero.
El confinamiento llegó a darme una gran lección, pero mi bebé es el que me está dando la mayor de todas.