Mamá, te amo, pero vas a echar a perder a tu nieto
Desde el momento en el que me convertí en madre la admiración que siento por ti no ha hecho más que crecer. Esta conexión que hoy tengo contigo, esta forma de compartir el amor por un hijo, de saber qué sentimos y luchamos por lo mismo, es un regalo que agradezco todos los días.
Agradezco también que seas una abuela tan amorosa y tan comprometida, que me ayudes cada vez que te lo pido y que estés tan presente en el día a día de tu nieto.
Sin embargo, necesito hacerte saber que hay muchas cosas que están afectando su crianza y que tienen que ver con la manera en que reaccionas ante su comportamiento.
Me encanta que te guste consentirlo, que lo hagas estallar en carcajadas, que busques su comodidad a toda costa, pero no puedes ceder ante sus exigencias, no puedes ponerte ansiosa si él se incomoda. Si le das todo lo que te pide para que no llore, veremos crecer ante nuestros ojos a un niño tirano y caprichoso, con poca tolerancia a la frustración.
Me siento feliz cuando me pides que te lo deje una noche para que duerman juntos. Pensar en un hijo independiente que pueda ir y venir sin apegos insanos es un sueño hecho realidad, pero si no respetas sus horarios de siesta y sueño, su desarrollo físico y mental puede verse mermado. Me devolverás a un niño irritable, cansado, con la conducta alterada y se afectará la dinámica familiar que con tanto cuidado he establecido.
Bien sabes que no estoy peleada con los postres y las paletas, pero darle dulces como premio o para mantenerlo ocupado y/o contento no es algo con lo que estoy de acuerdo. Eso podría mandarle señales erróneas de que la comida funciona para afrontar el estrés o emociones negativas, además de alejarlo de la alimentación sana y balanceada que quiero que tenga. Ofrécele alimentos reales, nuevos, sin miedo a que te diga que no. El azúcar no es amor.
Me siento afortunada de tener una madre activa que corre, sube, baja y salta detrás de su nieto, pero la idea de ir a un restaurante es que aprenda a sentarse a comer con los demás, a respetar la hora de los alimentos y entretenerse con lo que tiene a la mano cuando él ha terminado y sus papás continúan comiendo. Si dejas tu plato a medio picar por levantarte a jugar con él para que no se desespere, nunca lograremos que se alimente correctamente y lo condenaremos a ser un niño impaciente, dependiente y egoísta.
Hay un tiempo para todo. La hora de las caricaturas tiene también un espacio y está bien, pero no puede convertirse en dos ni en tres horas, ni darse en distintos momentos a lo largo del día, tampoco puede sustituir el juego, ni fungir como distractor mientras tú haces otra cosa. Recuerda cuánto hemos platicado sobre criar un niño en contacto con el mundo, con la naturaleza, con otros niños, con sus emociones…
Sé que lo amas tanto que la sola idea de verlo llorar o sufrir te angustia, pero si continúas yendo contra la corriente vas a echar a perder a tu nieto. Te aseguro que si hacemos trabajo en equipo y nos alineamos para impulsar su desarrollo, por más que nos cueste en un principio, veremos crecer a un niño compartido, noble, asertivo, respetuoso, independiente y seguro de sí mismo.
Gracias por tu apoyo, mamita.
Por Ana Alanis