Por qué tu hijo se porta mal y cómo puedes hacer que se porte bien usando la crianza consciente
A veces me gustaría que mi hijo pudiera decirme lo que realmente le pasa, en lugar de gritar, hacer berrinche o gritarme que soy la peor mamá y que me odia.
Los niños hacen esto porque en realidad algo pasa con ellos, hay algo que necesitan y no entienden los sentimientos que hay dentro, no los pueden describir pero sí los pueden actuar, es por eso que los berrinches son llamados de auxilio, y para nosotros como papás los indicadores más valiosos para saber qué es lo que realmente está pidiendo.
Los niños lloran, gritan, se enojan, se alejan, se aíslan como una forma de comunicar que tienen una necesidad. Tú eres la guía para esos enormes sentimientos que no pueden controlar, y el lugar donde se pueden sentir seguros.
Tienen que dejar fluir los sentimientos, pero con límites. Pueden llorar porque quieren comer en el baño, pero eso no significa que lo dejarás comer ahí. Tienen derecho a llorar y enojarse, pero saber el por qué no pueden hacerlo, les ayudará a sobrepasar el mal rato.
Como papás debemos ser empáticos. Hay días malos para ellos también, hay situaciones que los frustran, y ellos lograrán recuperarse de eso. Tal vez nos griten, tal vez quieran pegarnos y en su coraje, nos digan que somos los peores. No lo tomes como una falta de respeto, es la única manera que conoce de comunicar que algo le duele, tampoco tienes que cambiar tu decisión. Valida su sentimiento, valida que se siente enojado o frustrado contigo.
Si nada de lo que haces funciona, puedes hacerlo reír o dejarlo llorar.
Reír con tu hijo es una forma de reconectar, además de ser una manera de sacar el estrés y ansiedad. Así que hacerle cosquillas una vez al día es una buena opción sólo como mantenimiento emocional.
También puedes jugar a perseguirlo o esconderse, para trabajar miedos y las emociones que hay con ellos.
Cuando el enojo es tan fuerte y el dolor pasa, llegan las lágrimas para limpiar todo eso, es ahí cuando los papás tienen que mostrarse compasivos y dar más amor. No se tomen las cosas de manera personal, no sientan la necesidad de corregir que es alguien rudo o enojón, y si después de eso llegan las lágrimas y te permite que lo abraces, hazlo, si no, mantente cerca, es importante que sienta que está en un lugar seguro donde puede llorar, no hables, no hagas conversaciones, no intentes darle la lección, no es el momento, espera a que se calme por completo.
Recuerda que las emociones se van una vez que las sentimos, tu hijo necesita sentirlas y dejarlas fluir, pues mientras estén en el cuerpo estarán atascadas en comportamientos. Con límites respetuosos podrán con esto.
Con información verificada por Karen Zaltzman, Coach de Crianza.