A todos los que dicen que ser mamá que se queda en casa NO es un trabajo
Si ser mamá fuera un trabajo este sería su descripción:
- Estar de pie gran parte de las horas para poder reaccionar con agilidad a cualquier improvisto, constantemente agachándote o cargando en tus brazo pesos de hasta 10 kilogramos.
- Horarios: 24 horas/ los 7 días de la semana. Con momentos de descanso casi nulos.
- Sin tiempo libres para comer (podrás comer cuando tu jefe haya acabado e muchas veces alimentarte de las sobras que él deja).
- No podrás dormir 8 horas seguidas sin interrupciones y tendrás muchas noches en vela atendiendo a tu jefe.
- Tener la capacidad de trabajar en ambientes caóticos y bajo presión, sin explotar.
- Poder poner pausa a tu vida de antes.
- No hay vacaciones, incluso en los puentes, Semana Santa, Navidad y Año Nuevo, la carga de trabajo se incrementa.
- Siempre se deberá conservar una actitud feliz y una disposición para ayudar.
Alguna vez oí decir que ser mamá ya no se quita...
Una vez que eres mamá ya no puedes dejar de serlo nunca.
Lo entendí en relación a casos extremos, pero no lo había pensado en el día a día:
- Cuando tu bebé no puede dormir y tú estás más cansada que nunca.
- Cuando tu hijo grande no quiere bañarse después de hacer ejercicio todo el día.
- Cuando quieres un abrazo de tu esposo y tus hijos no les permiten un espacio libre.
Tú eres la guardiana de los horarios, de clases, fiestas, citas de doctores y tareas.
Tú mantienes la paz y la armonía en la casa, porque nadie más puede arbitrar una discusión o consolar a un niño frustrado como tú.
Tú eres la guardiana de la seguridad emocional de los niños, la única que puede maniobrar entre berrinches y malos humores, la que conoce todo los secretos, la única que sabe consolar a un niño enfermo.
Y tu cabeza nunca para de pensar, de preocuparse, de resolver.
Sé que hay veces que no puedes más, pero no puedes tirar la toalla.
Ser mamá es sostener todo el tiempo, y a veces eso es difícil...
Pero la cercanía inesperada que podemos desarrollar con nuestros hijos, los momentos de intimidad o de juego, la compañía o incluso el descubrimiento que puede surgir del hecho de pasar más tiempo juntos hace que todo valga la pena.
Quizás es el trabajo más demandante del mundo.
Pero sé que no lo cambiarías por nada.