Los besos de mamá lo curan todo
Los besos son medicina para las lágrimas y los golpes, para los malos ratos, en pocas palabras, los besos de mamá lo curan todo.
Porque con un besito podemos hacer que el dolor se baje al menos un poco, podemos hacer la espera menos larga para que la fiebre baje y casi funcionan como antibióticos en grandes dosis.
Ser afectuosos, cercanos y cariñosos con los bebés tiene múltiples beneficios en su desarrollo. Los besos de los padres son parte fundamental en la crianza, pero los de mamá son particularmente mágicos.
Según estudios realizados por Anna Freud, (hija de Sigmund Freud), la salud psicológica y emocional de los niños tiene un peso muy importante en la madre. Pues es ella la proveedora de ese afecto que consolida a los hijos en una buena madurez, salud, felicidad y seguridad personal.
Fue ella quien desde muy temprano defendió la necesidad de que los niños no estuvieran hospitalizados más tiempo del necesario y si era imprescindible, que contaran siempre con la cercanía de su madre, de ese modo su recuperación sería más rápida.
En su estudio, las emociones positivas que se generan con los abrazos y besos, le transmiten a los niños calma, seguridad y bienestar, lo que les permite recuperarse más temprano.
Ya que favorecen un sistema inmune más fuerte, disminuye los efectos de cortisol en la sangre, lo cual genera menos estrés. Los abrazos y besos generan niveles altos de endorfinas y oxitocina.
Los besos no sólo reafirman la unión del vínculo, lo impulsan a hacer las cosas por sí solo, a dar sus primeros pasos, a correr, a subirse a un juego, a volver a hacerlo cuando cree que no puede y sólo es necesario un beso arrancamos el motor de nuevo.
Cuando los recibimos después de la escuela es una forma de educarlos en fortaleza y como una forma de ayudarlos a ser independientes.
Ningún niño se malcría al sentirse amado, no hay medida para los cariños, no hay amor de más. Educar con amor y cariños es lo más bonito.