Carta al pasado cuando fui mamá de un recién nacido
Qué bonito debe ser recordar aquellos días en los que anhelabas con todo tu corazón que un bebé llegara a tu vida.
Cuando veías en las vitrinas la ropa hermosa que podrías comprar, cuando cambiabas su primer pañal, cuando caminabas en el parque admirando a todas las mamás, cuando en tus sueños visualizabas los hermosos ojos que heredaría de papá.
Y qué tal ese día en que lo sentiste, lo supiste, había llegado el gran momento, corriste con tu pareja a darle el anuncio y te abrazo con tanto amor que por un momento su llanto se hizo uno mismo, cuando la alegría paralizó sus rostros con tremenda sonrisa y no podían dejar de brincar ante la noticia de que se convertirían en mamá y papá.
O qué tal cuando comenzó a crecer tu vientre dando espacio a esa personita que cambiaría tu vida, que te hizo ser la más creativa, pero también, la que estuvo ocupada investigando cómo ser la mejor mamá. La que buscó los mejores productos para prever absolutamente todo, como pañales, toallitas, cremas y aceites; pero también, la que tuvo miedo ante las “primeras veces”.
¿Recuerdas? La primera vez que lo tomaste en tus brazos siendo tan frágil y pequeño, cuando parecía que tu leche no lo llenaba o cuando su llanto no se calmaba con nada. Pero sin duda, fueron muchos más los momentos de paz, como cuando encontraste el pañal ideal en Babysec y el mejor aliado en comodidad, absorción y flexibilidad. Cuando comenzó a dormir toda la noche o cuando tu simple presencia le daba paz y tranquilidad.
Cuánto ha pasado de aquellos días que guardas con tanta añoranza y cuántos cambios tuviste que hacer para ofrecerle a tu bebé siempre lo mejor, tu rutina, estilo de vida, alimentación, relaciones, tus horas de sueño y muchas cosas más. Pero que lindo es reconocer que cuando cambiaste tú, cambiaste la relación con tu bebé y lograste que el mundo también lo hiciera. ¡Felicidades mamá, lo estás haciendo increíble!