Ayuda a tu hijo a entender el “NO”
No metas la mano ahí, no corras, no le prendas, no te subas, no te mojes, no lo tires, no juegues con eso, no grites, no, no, no.
¿Qué locura, no? Parece que esa palabrita de dos letras es la más usada por las mamás, y lo entendemos, la verdad es que lo hacemos como prevención y alerta a nuestros más grandes miedos, lo cierto es que, darle el uso adecuado y ayudar a nuestros niños a entender este límite conlleva una gran responsabilidad, a veces es necesaria una pizca de libertad para que experimenten las consecuencias de sus pequeñas pero propias decisiones, claro, sin ponerlos en riesgo.
Para entrar más a detalle sobre este tema, platicamos con nuestra amiga y especialista en crianza, Joy Gateno, y le hicimos unas preguntas comunes de unas mamás como tú y como yo.
1.- ¿Qué son los límites sanos y cómo usarlos con nuestros hijos?
Los límites sanos son aquellos parámetros que fijamos los padres para que nuestros hijos puedan tener puntos de referencia claros, son como las líneas en el pavimento que nos guían para conocer cuál es nuestro carril.
Cuando los niños son pequeños, los límites son más estrictos y a medida que van creciendo, podemos ir relajándonos. La pauta siempre la dan los hijos cuando notamos que ellos mismos pueden ser responsables teniendo más y más libertades.
2. ¿Es recomendable usar el no?
Está bien decirles “no” a nuestros hijos siempre y cuando no abusemos.
3. ¿Cuál es la mejor forma de usarlo?
El “No” nos ayuda a mantener el límite que ya fijamos. Los niños suelen ser persistentes cuando desean algo, por lo que insistirán hasta conseguirlo. Si ya estableciste un límite previamente, entonces es válido usar un simple NO como respuesta.
4. ¿Cómo ayudamos a nuestros hijos a entenderlo?
Siendo congruentes y consistentes. Si ya fijaste un límite, debes ser consecuente. Podemos ser flexibles en ocasiones especiales, pero debemos respetar la regla que ya establecimos lo más posible.
5. ¿Es recomendable sustituirlo?
Existen ocasiones en donde quizá podemos evitar el NO. Si es una situación nueva a la que nos estamos enfrentando, algo que no teníamos contemplado, entonces podremos dar explicaciones o ejemplos modelando la conducta que queremos ver en nuestro hijo.
6. ¿Qué frase podemos usar?
Por ejemplo: En lugar de decirle: “No le pegues al gato”, podemos decirle: “parece que quieres jugar con el gato, la forma de hacerlo es acariciarlo con cuidado, así”, y hazlo para que te observe y aprenda.
7. ¿Cuáles son las consecuencias de usar estos límites?
Los límites ayudan a los padres a ser claros en los parámetros y a los hijos a saber qué se espera de ellos. Para ambos son formas respetuosas de convivir, donde ambas partes conocen las reglas y las consecuencias de cuando estas reglas no se cumplen.
8. ¿Cómo usar el no acorde a cada edad?
Cuando un niño aún no logra controlar su impulso es prácticamente imposible que el NO funcione. En ese caso es mejor dar opciones de lo que SÍ puede hacer. El adulto ahí debe comprender que el niño no lo hace por molestar o retar, sino que es una respuesta natural e instintiva el querer, por ejemplo, tocar un objeto que se le ha pedido que no toque.
El instinto del niño es conocer su ambiente a través de sus sentidos y por lo tanto tendrá deseo de tocarlo. Decirle NO no sirve de nada. Podemos retirar el objeto y en su lugar poner uno que sí pueda tocar, o permitirle que lo toque teniendo cuidado y estando pendientes.
9. ¿Cómo ayudarle a diferenciar el uso correcto del NO? Por ejemplo, enseñarle a tu hijo a decir NO cuando alguien intente tocar su cuerpo, al, “no quiero recoger mis juguetes”.
Justamente por eso es tan importante el NO tajante y el respetar cuando un niño lo dice, además de alentarlo a hacerlo cuando se siente amenazado físicamente. Cuando un niño usa el NO para retar la autoridad entonces estamos hablando de falta de conexión con el adulto y es eso lo que tenemos que trabajar para no entrar en una lucha de poder.
Deseo que esta información te ayude a aclarar tus dudas sobre el uso del NO, y puedas poner en práctica los consejos que nos da nuestra especialista para conectar mejor con nuestras hijas e hijos y llevar una convivencia con respeto, a través de los límites sanos y necesarios.