No eduquemos a tus hijas para que sean malas, enséñalas a ser inclusivas
Todas hemos experimentado situaciones de rechazo de otras mujeres, donde hablan mal de nosotras sólo por el hecho de existir, por vestir de alguna forma, por ser las nuevas de la escuela.
Mujeres a las que jamás les hicimos nada, ni siquiera conocíamos sus nombres, ni su situación familiar, fueron malas simplemente porque podían, o tal vez porque nadie les enseñó lo contrario.
Esto sigue pasando ahora que ya somos adultas, pero le sucede especialmente a nuestras niñas, desde la primaria hasta la preparatoria.
Es por eso que hoy quiero invitar a todas las mamás que tienen a una hija a que le enseñen sobre la inclusión, a que en lugar de criticar regalen sonrisas, que sean amables, que jamás juzguen, ni por apariencias ni por situaciones de vida.
Que inviten a las niñas que son nuevas a sentarse en su mesa, que platiquen con las más solitarias en el pasillo, porque todas hemos sido esas niñas, y sabemos lo bien que se siente sentirte parte de un grupo, tener amigas.
Eso no se enseña en la escuela, no hay materias para eso más que la que tenemos encargada nosotras. Es nuestro deber enseñarles de sororidad, que las mujeres unidas podemos lograr grandes cosas, que no somos competencia, que contamos las unas con las otras.
Tal vez, el día de mañana mi nieta no sufra de bullying, no lo sé, pero hoy quiero que mi hija al entrar a la escuela no se sienta rechazada, no la hagan sentir mal por su aspecto, que pueda encontrar buenas amigas con los mismos valores, que hagan sentir bien a las demás niñas y niños, que no se burlen de nadie.
Enseñemos a nuestras niñas a que para encajar no tienen que ser las malas, que más vale una amiga sincera que un grupo de 8 que sólo hablen mal de todos, hasta de ella cuando se vaya al baño.