Apoyarme de mi marido no me hace una mujer menos fuerte o valiente
He escuchado que las mujeres no necesitamos de los hombres para salir adelante, que hay que enseñarles a nuestras niñas que no dependan nunca de ellos, porque eso las hace débiles.
Yo creo todo lo contrario. Creo que existen hombres que te ayudan a superarte y que hacen equipo contigo, que sacan lo mejor de ti y sí, de alguna forma te apoyas en ellos, pero eso no te hace débil.
Creo que lo que debemos enseñarles a nuestras niñas es a buscar un compañero que le sume a su vida, no solo alguién que le quite la soledad a sus días, enseñarles a no depender emocionalmente de ellos.
Pero yo sí me apoyo con mi esposo y eso me hace sentir más valiente y fuerte que nunca, porque es el único que entiende lo que mis ojos quieren decir.
Es mi compañero, siempre a un lado y cuando es mi tiempo de hacer algo por mi misma, no se opone ni me da la libertad, simplemente sigue ahí apoyándome como siempre.
Me recuerda que las malas rachas son solo eso. Es él, quien ha contado moneditas conmigo en nuestros tiempos más difíciles económicamente pero que superamos gracias al amor que nos tenemos.
Es quien me recuerda que no sería el hombre que es hoy si no hubiera sido por mi.
Es un padre inigualable que hace las cosas que le toca para que yo no tenga que hacerlo todo en la maternidad. Que decide decide cambiar el pañal de las mañanas de nuestra bebé sin cobrarse el favor, sin sentir que está ayudándome.
Es quien me recordaba que el dolor que estaba sintiendo en el momento del parto era por algo mayor, quien me recordaba cuanto me amaba cuando lloraba del dolor al amamantar y quien siempre estuvo ahí alentándome y no rendirme.
Él es mi lugar seguro, mi hogar, a quien siempre quiero acudir cuando algo esté pasando en mi vida.
Porque depender de él no me ha hecho menos, me suma todos los días, me quita el peso de los hombros y sinceramente sé que podría con todo si él no estuviera, pero tenerlo día a día hace que esto sea mejor, mucho mejor.
Dependo de mi marido, pero eso no me ha hecho perderme a mi misma, y eso es lo más importante.
Texto inspirado en Nikki Pennington
