Una madre no le teme a la muerte
Vida de mamá
Las mamás tenemos muchísimos miedos y angustias, mismos que dibujan en nuestras mentes ilustraciones de todas las formas y colores imaginables. Pero hay una cosa a la que no le tememos: la muerte.
No tememos porque estamos muy ocupadas con el presente, sabiendo que el futuro siempre parece incierto pero seguro.
Estamos acostumbradas a tirarnos al abismo, a veces hasta con los ojos cerrados y las manos atadas. Sabemos que podemos hacerlo, la confianza y la seguridad que generan esas manos pequeñitas y las tiernas miradas de amor de nuestros hijos, no tiene comparación con ningún tipo de valentía.
Somos tan entregadas y apasionadas, que olvidamos que no somos eternas. Tenemos miedo de dejar a nuestros hijos solos, pero no de lo que pueda sucedernos después de la muerte.
Tememos por los que se quedan: por todas las fuentes que podrían secarse, los procesos que podrían interrumpirse, el amor que podría quebrarse, la luz que podría desvanecerse, las estrellas que podrían apagarse.
No conocemos la palabra egoísmo, y la angustia juega un papel importante debatiendo con nosotras mismas quién los amará en la misma medida en la que lo hacemos gustosas día con día.
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