¿Por qué es tan importante que no nos falte ninguna vacuna?
¿Sabías que la mayoría de los niños reciben actualmente vacunas que les salvan la vida, y son una primera línea de defensa contra la resistencia a los antibióticos?
Ver cómo vacunan a nuestros hijos suele ser una fuerte experiencia cuando somos papás, sin embargo, cuando entendemos la importancia de la vacunación en la vida no sólo de nuestros bebés, sino también en la de nosotros, comprendemos que es un acto de amor.
Sí... amor. Ese amor que no se demuestra con palabras, sino con acciones que se reflejarán en la salud de nuestros hijos desde que son recién nacidos hasta que se conviertan en adultos, y ¿por qué no? que sigan este aprendizaje hasta que sean adultos mayores.
Tal vez nos preguntemos: ¿cuál aprendizaje? Y la respuesta es sencilla: es aquel que nos muestra que el camino de la vida se disfruta mejor vacunado.
Es muy importante que no nos falte alguna vacuna...
Hay que recordar que la vacunación es una de las herramientas más importantes para reducir la aparición de nuevas bacterias o virus, y mantener al mundo seguro de enfermedades.
Cuando no vacunamos a nuestros hijos o no nos vacunamos nosotros mismos se trata de un acto irresponsable contra nuestra salud, para evitar enfermedades que actualmente tenemos controladas en México.
¿Cómo funcionan las vacunas y por qué son tan efectivas?
El sistema inmune del ser humano es muy inteligente, ya que por sí solo desarrolla sus propios métodos para combatir a las bacterias o virus que causan infecciones o enfermedades. Después, crea una memoria para proteger al cuerpo de esos gérmenes en específico.
Sin embargo, este proceso maravilloso suele llevar mucho tiempo para lograrlo, además de que las personas tienen que adquirir el virus o la bacteria para que se obtenga dicha inmunidad.
Para acelerar este proceso se crearon las vacunas. Éstas refuerzan el sistema inmune con ayuda de pequeñas cantidades de microbios mejor conocidos como antígenos que son suministrados al cuerpo para que el sistema inmune los reconozca y cree esa memoria contra infecciones específicas.
Es decir, las vacunas “engañan” al sistema inmune haciéndole pensar que está siendo atacado por un agente infeccioso y obligándole a defenderse.
La ventaja de vacunarse es que el sistema inmune reconoce los virus o bacterias y genera una respuesta inmune similar a la que se genera por las infecciones naturales, pero sin que la persona se enferme.
Entre las enfermedades que se previenen con la vacunación se encuentran:
- Difteria
- Tétanos
- Tos ferina
- Poliomielitis
- HIB (Haemophilus Influenzae tipo B)
- Hepatitis B
Protejamos a quienes más nos importan, incluyendo a nosotros mismos
Con la vacunación no sólo protegemos a nuestros hijos y a quienes nos rodean, sino que también nos estamos cuidando a nosotros mismos, generando una cultura de autocuidado para garantizar el bienestar y la salud de todos.
Lo ideal es que la vacunación inicie desde el nacimiento y continuen desde los primeros meses de vida, que es cuando se aplican las dosis de la vacuna hexavalente, que protege contra difteria, tétanos, Haemophilus influenzae tipo b, hepatitis B, tos ferina y poliomielitis.
Mientras que en la edad preescolar se recomienda aplicar la vacuna tetravalente, que brinda protección a los niños contra: poliomielitis, tétanos, difteria y tos ferina.
En la adolescencia y en la edad adulta se recomienda aplicar las vacunas de refuerzo contra difteria, tos ferina y tétanos. En tanto que los adultos mayores, además de aplicarse estas tres, deben incluir en su esquema la de poliomelitis.
Una etapa en donde no pueden faltar las vacunas es durante el embarazo, específicamente en el último trimestre, ya que éstas evitan infecciones que pudieran poner en riesgo la vida de la mamá.
Además, se generan anticuerpos que se transfieren al recién nacido vía transplacentaria, calostro de la lactancia y leche materna.
Digamos sí a los refuerzos
Para mantener la inmunidad a lo largo de la vida es necesario cumplir con el esquema que indica la cartilla nacional de vacunación, incluyendo los refuerzos (en tiempo y forma), ya que éstos recuperan la inmunidad del cuerpo.
Así que mostremos nuestro gran amor a los niños a través de la vacunación, al mismo tiempo que les enseñamos la importancia de que mantengan este hábito a lo largo de su vida para que no sólo ellos vivan sanos, sino que cuidemos a los que están a nuestro alrededor.
Qué hacer si se olvidó administrar una vacuna…
Lo ideal es hablar con el médico de nuestros hijos. La mayoría de las vacunas se pueden aplicar a cualquier edad, así retomar los esquemas de vacunación. Las dosis administradas siguen teniendo efecto, el cual se extiende con la aplicación de las vacunas de refuerzo.
Con información de la OMS y del pediatra infectólogo Jorge A. Castro Pineda.