Mis hijos se apoderaron de todo lo que era mío
Vida de mamá
Llegaron mis hijos a este mundo y desde su primera respiración comenzaron a apoderarse de todo.
Se apoderaron de mis noches tranquilas y mis horas de sueño. También de las mañanas de domingo en las que dormía hasta tarde.
Se adueñaron de mis baños relajantes en tina y de los libros que leía en mis ratos libres.
Se apoderaron de mis desayunos y comidas calientes. También de los cafés que tomaba sentada mientras veía a la gente pasar.
Se adueñaron de las horas que pasaba en el gimnasio, y de las tardes libres en las que solía sacar a los perros a caminar por el parque.
Se apoderaron de las cenas a las que asistía con mis amigas, ésas en las que reía y platicaba sin parar.
Se adueñaron de mi coche, de mi cama, de la música que escuchaba y hasta de la televisión.
Pero lo más importante es que desde el instante en que los vi, cada uno de ellos se adueñó por completo de mi mente y de mi corazón.
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