Carta a mi bebé que aún no ha nacido
Yo te escribo a ti, pequeño ser que llevo en mi vientre. Confieso, que te pienso a cada segundo.
Gracias por regalarme el privilegio de tener dos corazones latiendo en lo más profundo de mi cuerpo. Por hacerme afortunada por el simple hecho de cargarte a cada paso, de sentirte en cada respiración.
Eres vida de mi vida, consecuencia del amor entre tu papá y yo. Aún no te conozco, pero ya te amo más que a nada ni a nadie.
Tú eres la respuesta a todos los deseos que he tenido desde niña. Desde siempre te he imaginado; no puedo creer que por fin te conoceré, y que me conoceré a mí misma de mamá.
Yo, por mi parte, prometo desde este momento volverme la mejor versión de mí misma.
Poner atención para resolver mis propias heridas emocionales y así disfrutar tu crianza, para convertirme en la mamá que quiero para ti. Prometo cuidarme, tomar mis vitaminas, empezar a hacer ejercicio, no descuidarme y nunca dejar de aprender.
Prometo pedir ayuda cuando lo necesite. Me construiré fuerte para que tú siempre puedas apoyarte en mí.
Pienso e imagino cómo serás; tu mirada, ¿a quién te parecerás?, ¿cómo sonará tu voz?
Tan sólo pido que tu vida esté llena de alegrías, que vengas a este mundo con pasos fuertes y decididos.
Ojalá llegues para hacer de este mundo un lugar un poquito mejor de cómo lo encontrarás.
Querido Bebé: Recuerda que llevas un pedacito de mi corazón en ti; jamás lo olvides. Desde el instante en el que te supe mío, y hasta el día en que deje de latir, mi corazón será, para siempre, tuyo.
Gracias por hacerme tan feliz.
Te amo.
Mamá