¿Qué hago con los berrinches de mi hijo?

Vas al súper y de repente tu hijo ve las papas que le encantan; quiere comerlas al instante, pero tú le dices que no; inmediatamente notas cómo la cara de tu hijo se transforma, empieza a levantar sus manos y escuchas un grito acompañado de llanto… Efectivamente, lo que más temes, acaba de empezar: un berrinche.

Por más que tratas de calmarlo… empeora. Sientes cómo las miradas te observan y lo único que quieres es esconderte en un anaquel o salir corriendo. Por tu mente sólo pasa una pregunta: ¿por qué hace berrinche?

Cuando son muy pequeños, los niños no pueden comunicar lo que sienten con palabras, ya sea porque no hablan bien todavía o no conocen las palabras para expresar sus sentimientos, por lo que su único recurso es el grito, acompañado del llanto.

Psicólogos del Child Mind Institute señalan que los berrinches son síntomas de que el pequeño no sabe regular sus emociones aún (las cuales está descubriendo conforme va creciendo). Por eso, no hay que perder la paciencia, al contrario, hay que ser tolerantes.

En estos casos, lo mejor es acompañar a lo niños, hacerle saber que estamos a su lado y, cuando se calme, tratar de enseñarle que puede expresar todo su enojo o frustración con palabras.

Es importante que como padres evitemos el regaño o caigamos en la tentación de darle lo que está pidiendo para que deje de llorar, o de lo contrario, se convertirá en un círculo vicioso que será más difícil de parar.

La próxima vez que te preguntes: ¿por qué hace berrinche? Ten paciencia y analiza lo que podría molestarle, enojarle o frustrarle a tu hijo como para llegar al punto de gritar y llorar.