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Cómo logré que mi peque dejara el pañal

Publicado: 6 de Febrero 2018
Toddler
Foto: IG @burtsbrisplease
Foto: IG @burtsbrisplease

Necesitaría algún tipo de documento para probar que mi método es garantizado, o el mejor, pero solo hablaré de lo que a mí me funcionó. 

Recordemos que todas tenemos hijos diferentes, que cada uno de ellos tiene distintos ritmos de progreso y cualidades; no existe una regla para estandarizar niños.

Mi hija con dos años y seis meses ya brincaba con los dos pies juntos, y me decía cuando estaba haciendo pipí en el pañal; entendí que ese era nuestro momento.

Los primeros días era extraño, porque me seguía a todos lados y cuando entraba al baño me decía: ¿mami vas a hacer pipí? Fue poco a poco como celebramos cada vez que hacía en el bañito, y me avisaba emocionada que lo había hecho bien. Hubo accidentes, muchos más de los que yo creí, pero bastaba un abrazo y un “no pasa nada, vamos a seguir”, “acuérdate que ya haces en el baño como niña grande”, “¿qué paso?, tranquila fue un accidente” para que la sonrisita volviera a su lugar.

Como tengo el don de ser una mamá muy ridícula, inventamos un baile feliz después de hacer pipí. He de confesar que cuando iba al baño en todo el día sin accidentes había algún tipo de incentivo, pero nunca chantaje; no me ha salido nariz de bruja y tampoco nos costó trabajo, ni soy una mamá manipulada por mi hija.

Por supuesto, a veces me desesperaba o me aburría esperar sentada a que saliera algo que no existía, porque mi bebé estaba tan emocionada que empezó a ser su lugar favorito. En ocasiones le leí cuentos sentada en el piso al lado de la bacinica; otras se sentaba con el ipad horas y yo ahí al lado de ella; otras quería comer un dulce ahí sentada; e incluso, hacía coraje entripado cuando después de 15 minutos sentadas sin respuesta se paraba, y le ganaba a dos milímetros de su bañito.

Mi mente empezó a volar y recordé cuando yo intentaba aprender a manejar y me emocionaba hacerlo. Pero a veces se me apagaba el carro o lo estacionaba mal; otras me costaba trabajo medir la distancia entre mi auto y otros no cosas, o cuando batallaba con la reversa y tenía muchas ganas de hacerlo, pero sabía que solo practicando mucho lo iba a lograr.

Con ese ejemplo en la cabeza supe que no pasaba nada si teníamos accidentes; si tardábamos un mes o dos, siempre y cuando el objetivo fuera claro y trabajáramos todos los días por él. Tuve la fortuna de que aprendimos rápido, ella a avisar y yo a tener paciencia; a entender que es una pequeña niña que está conociendo a través de mí, y no me queda más que poner mi mejor cara y dar mi mejor esfuerzo. Y si lo he hecho por tantas otras cosas, por qué no hacerlo por lo mejor de mi vida.

El secreto sigue siendo amor, confianza, paciencia y claridad. Recuerda que fue lo que más trabajo te costó aprender, ejemplifícalo en cada intento y siempre haz sentir seguro a tu pequeñín. Mucha suerte mamis.  

Por María Padilla para Naran Xadul

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