Cómo enfrentar de manera respetuosa y eficaz los berrinches y pataletas
En estos más de dos años que llevó como mamá me he dado cuenta de que uno de los temas que más nos aflige a los padres es el sueño del bebé y los berrinches y pataletas.
Si alguien nos hubiera explicado que ambos son procesos evolutivos propios de cada etapa de los bebés y niños, tal vez nos sentiríamos más tranquilos y preparados para afrontar estos desafíos sin miedo a malcriar.
Las dudas de sí estaremos haciendo bien las cosas, de sí el apego les estará haciendo daño; se hacen presentes. Llegamos a pensar que debemos ser menos flexibles y poner las cartas claras sobre la mesa.
Pero lo que no nos detenemos a pensar y por supuesto si no somos Psicólogos, no sabemos, es que la etapa de los berrinches y pataletas, es eso, una etapa.
Los berrinches y pataletas son la forma en que los niños empiezan a demostrar autonomía e independencia, es la forma en que expresan algo que no quieren hacer, aunque ese algo sea necesario, vaya a favor de su seguridad o bienestar.
Psicológicamente hablando aún no comprenden la importancia de lavarse los dientes, de no comer dulces, de no levantar sus juguetes, de no dormirse con ropa de calle en vez de pijama, de una lista innumerable de cosas y actividades que irán comprendiendo con la llegada de la madurez.
Para ellos un berrinche o pataleta es enfrentarse a un conflicto emocional. Ellos la pasan mal y la única forma de expresarlo es con lo que ya conoce su cuerpo y su llanto. Viven una ambivalencia sentimental, porque por un lado sus padres las personas que más ama le prohíben hacer algo que quiere hacer y esto representa un enfrentamiento que no terminan por comprender.
Pero nosotros los padres si deberíamos saberlo. Y digo “deberíamos” porque muchos no lo sabemos hasta que llega la etapa de los berrinches y pataletas y nos topamos con todas las dudas.
Lo primero que debemos saber es que los niños no hacen un berrinche o pataleta solo por llevarnos la contraria. A los dos años ellos no saben que es contradecir a papá o mamá solo por el simple gusto de hacerlo.
Tampoco nos podemos cerrar a que se va a hacer lo que yo digo y punto, porque estaríamos cayendo en un error, estaríamos cerrando toda la comunicación y estaríamos siendo autoritarios. Y si esta conducta es repetitiva el vínculo emocional poco a poco se puede fracturar.
"Lo que sí debemos aprender es a manejar la situación, a que no nos rebase el estrés y nos dominen las emociones en lugar de la razón."
Aquí es cuando entra en juego La Inteligencia Emocional de lo Padres. Saber controlar nuestras emociones para entonces empatizar y enseñarle a controlar la de nuestros hijos.
Sí ya eres papá o mamá debes estar familiarizado con el llanto de un bebé o de los niños pequeños. Esta es una cualidad que desarrollamos (como cambia el cerebro de una madre tras el parto) una vez que somos padres.
Antes por ejemplo, yo no podía estar en un lugar donde un bebé estuviera llorando, entraba en estrés. Ahora no me perturba el llanto de un bebé o niño siempre y cuando sus necesidades sean atendidas.
Esta es la primer señal a la que nos enfrentamos en un berrinche y pataleta, el llanto de nuestro hijo. Como primer paso debes controlar ese momento de estrés para no entrar en un círculo vicioso. Bajar al nivel de tu hijo y tratar de conectar con el a través de la mirada. Explicarle brevemente lo que pasa para que entienda la situación y si él lo permite mantener el contacto físico.
Por: Nayeli Herrera.
Educadora de Padres certificada en Disciplina Positiva.