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Cuando terminas por aceptar las eternas ojeras

Publicado: 6 de Febrero 2018
Vida de mamá
Foto: IG @nenamartinezh
Foto: IG @nenamartinezh

Tal vez te suene conocido.

Ya te acostumbraste a despertar con los ojos chiquitos y bolsitas debajo.

Ya te hiciste una experta en sobrevivir con noches de sueño interrumpido y una buena dosis de café.

Ya dejaste de quejarte pues aceptaste el cansancio como parte de tu vida.

Pero qué puede más que una pequeña vocecita diciendo: "mami, ¿estás aquí?" a la mitad de la madrugada.

O un pequeño llanto de desesperación porque a media noche tiene hambre, o tiene frío, o sólo desea sentir la seguridad de saber cerca a mamá.

​No solo eres tú, yo tampoco consigo dormir un solo día sin asegurarme que todo esté en orden para mi bebé, que tenga las cobijas suficientes si hace frío, o que duerma fresco en primavera.

Porque comprendí que cuando tienes hijos, ya nunca vuelves a dormir. ​Y aunque cuesta, lo he aprendido a aceptar.

Justo cuando llegamos a la cama y nos disponemos a dormir quiere hacer pipí, o lavarse los dientes otra vez, o tomar agua, o se le olvido darle un beso a calcetín (su muñeco favorito), podría negarle hacer todo eso porque sabemos que no es verdad que lo necesita, pero esos minutos es más tiempo para compartir, es una oportunidad más de alguna ocurrencia, de decirme: "mami te amo mucho", de un beso extra para dormir mejor, es un ratito más para crear recuerdos para siempre.

Para una mamá que trabaja ese tiempo es muy valioso, podría sacrificar cualquier cosa por ella, hasta mi sueño.

Todos los días al despertar me siento cansada, de ese cansancio que en otro momento de la vida no me dejaría levantarme.

Pero hoy tengo el motor más importante de mi vida, una pequeña luz que hace que salga fuerza de donde no hay, que me motiva todos los días a ser mejor, a dar amor, a impulsar a mi ratón a empezar un día más de vida, un día más juntos.

Y así terminamos otro día lleno de amor, de vida, de sueños, de cariños, de juegos e intentaré irme a dormir, para mañana despertar con mis bolsitas en los ojos… en donde guardo todo el amor que puede sentir una madre.

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