Me encanta verte volar, pero mis brazos siempre serán tu refugio
No tenía idea, que el deseo que tuve un día en mi corazón, se convertiría en un ser humano asombroso.
No tenía idea, que el cuerpo regordete que abrazaba de apenas 4 kilos, sería tan aventurero, inteligente, intrépido y valiente como lo es mi hijo hoy.
No tenía idea de todas las aventuras que vendrían, todas las porras que le gritaría y todas las lágrimas que secaría.
Y aunque a veces ha sido difícil, volvería a vivirlo una y otra vez.
Volvería a esos días de aprender a andar en bici, con todo y las caídas, con su empoderamiento al volante y para ver su cara de emoción cuando lo logró.
Volvería a las noches sin dormir, porque no he vuelto a estar tanto tiempo pegadita a él.
Volvería a su primer día de clases, a las tardes en el parque, a las clases de ballet...
Porque eso solo fue el inicio de la gran vida que le espera, de las miles de aventuras que vendrán, y en las que yo siempre estaré ahí, cuidando que su vuelo sea exitoso.
No tenía idea de lo mucho que me costaría dejarlo volar, pero aquí siempre estaré con los brazos listos para recibirlo de nuevo.
Todo esto me ha enseñado que debo vivir y disfrutar al máximo cada momento que paso a tu lado, desde dormirte en brazos hasta poner tu bandita favorita de Nexcare 3M para proteger las heridas de las caídas.