A la mamá que cría a sus hijos lejos de su propia familia...
Algunas parejas escogen vivir lejos de sus familia, unos porque no tienen opción y viven lejos por cuestiones laborales y de vida, otros porque se casaron con extranjeros y otros tristemente no tienen la posibilidad de apoyarse por la familia que sí tienen cerca.
Hacer familia lejos es muchas veces sentirse sola.
Es querer ir al cine o darte una escapada con tu esposo y no tener nadie quien te ofrezca a cuidártelos.
Es ver como muchas mamás se apoyan en su mamá, ver a tus amigas que van con sus hijos a comer a casa de su mamá, o dejarse acompañar por ellas para ir al pediatra y que te duela el corazón un poco por la envidia.
Es imaginar que increíble sería para tus hijos crecer con sus abuelos o tíos cerca.
Es ponerte enferma y no tener quién te cuide porque tu esposo tiene que irse a trabajar.
Es amanecer cada domingo con una profunda melancolía por las comidas familiares de más de 25 personas y que ahora se ha convertido en comidas en restaurantes para dos adultos y dos niños.
Es sentirte con un pie acá y otro allá a pesar de que ya han pasado varios años en que te fuiste.
Si de por sí la maternidad puede ser un trabajo hermoso pero difícil, ser mamá extranjera es doblemente difícil y doblemente solitario.
Sin embargo es también poder sentirte enormemente orgullosa de ti misma.
Porque tú haces sola el trabajo que la mayoría hace con ayuda.
Porque has sabido hacer que a tus hijos nunca les falte amor y que tú y tu esposo tengan una relación fuerte.
Porque has sabido crear una red de amigos que se han vuelto familia.
Porque aunque te ha costado tiempo y trabajo tu casa sabe a hogar.
Porque tú, no te sabes vencer, tienes una fuerza descomunal que sale de tu corazón y que llena de un amor tan grande, suficiente como para cubrir un pueblo entero.
Eres grande....
Por Sandy Bleiberg para Naran Xadul