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La razón por la que tenemos tantos niños aburridos, impacientes y sin amigos reales

Publicado: 25 de Enero 2023
Criando con consciencia
Foto IG: krystalhipwell
Foto IG: krystalhipwell

El otro día vi un video experimento en donde le preguntaban a 3 generaciones diferentes qué era lo más divertido que hacían cuando eran niños. Para los abuelos era ir a recolectar frutas, salir al campo, jugar en la tierra. 

 

Para los papás del video era jugar con sus amigos, salir a jugar a la calle, estar con más niños, al igual que yo cuando era niña. Mis momentos más felices en la infancia fueron andando en bici, corriendo en el jardín de mis abuelos, las excursiones de los fines de semana con mis primos, pero para las nuevas generaciones, sus actividades son completamente distintas. 

 

Para los niños en el video, la actividad más divertida es ver videos y jugar videojuegos. Sí, solo eso. Ninguno habló de ir al parque o de invitar a otros niños a su casa. 

 

Y esas respuestas me dieron un golpe de realidad bastante fuerte. ¿Los niños solo se divierten con pantallas? ¿Es real? 

 

Las que tenemos niños menores de 5 años seguramente diremos que no, pero las que tienen hijos que ya se acercan a la pubertad no me dejarán mentir que solo quieren estar en el celular o su computadora. 

 

De alguna forma, estamos desconectando a nuestros hijos mientras los dejamos “conectarse” en un mundo virtual y muchos estudios, expertos y pedagogos nos han repetido hasta el cansancio que esa no es la mejor manera de moldear el cerebro de los niños, porque no es natural. 

 

Estamos criando niños emocionalmente inhabilitados para aprender, para adaptarse, para formar parte de una sociedad, para ser fuertes. 

 

Aquí algunas razones: 

 

1. Utilizamos la tecnología como niñera, como si no hubiera consecuencias. Pero la realidad es que cuando no somos responsables con el tiempo de pantallas el sistema nervioso de los pequeños, su atención y su capacidad de gratificación se ven afectadas. 

 

2. No les enseñamos a esperar. Si quieren algo se los damos de inmediato: dulces, comida, agua y celular. Enseñarles a retrasar las gratificaciones es importante para la vida adulta y la única forma de hacerlo es enseñándoles a esperar, diciendo que no, haciendo acuerdos y evitando darles todo de inmediato. Son límites sanos. 

 

3. No les estamos enseñando a hacer nada por sí mismos, ni a ser resilientes. Y entre esas cosas que tienen que hacer, también están las que no les gustan tanto, como comer verduras, lavarse los dientes o irse a la cama temprano. En lugar de decir, “a mi hijo no le gusta vestirse solo”, tenemos que ayudarlos a hacerlo porque es algo que tendrán que hacer toda su vida. Y esto se refleja en que si quieren lograr algo, tendrán que hacer también esas cosas que no les gustan mucho. Por ejemplo ser buenos estudiantes o lograr entrar a un equipo de deportes. 

 

4. Queremos que todo el tiempo se diviertan. Nos la pasamos haciendo todo para que no se aburran y la vida real no es así. Pareciera que tenemos dos mundos, uno donde ellos solo juegan o se entretienen, y el nuestro, con labores de casa. Los niños pueden ser parte de estas actividades, de hecho son lo bastante estimulantes y les ayuda a formar hábitos que tendrán repercusión en la escuela. No tenemos que montar un parque de diversiones, cuando las actividades familiares son estimulantes ya por sí solas. 

 

5. Sus habilidades sociales están limitadas. tenemos poco tiempo para que interactúen con otros niños fuera de la escuela, la tecnología se interpone en nuestra propia relación, pero las habilidades sociales son parte importante de la sociedad y para enseñarla es necesario estar con otros niños, enseñarles a socializar, a hablar con otros, a ser empáticos. Esto les ofrecerá un mejor mundo el día de mañana. 

 

La buena noticia es que el cerebro es un músculo y todo se puede re aprender. 

 

Es importante que dejemos la culpa para después, que seamos más creativos a la hora de criar, dejar las pantallas un rato y jugar más. 

 

Enseñarles la importancia de esperar, de involucrarse en las actividades de casa, tratar de tener momentos al aire libre y enseñarles a ser buenos con los demás. Que aprendan a tomar turnos, a compartir, a hacer equipo y tener modales. 

 

Y sobretodo mostrarles que las emociones son parte de nuestra vida.

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