Las mamás necesitamos masajes, según la ciencia
¿Recuerdas la última vez que fuiste a que te hicieran un masaje? Yo tampoco.
Es por eso que cuando encontré esta información, la compartí en todos los grupos en común con mi marido para ver si le llegaba la indirecta.
Aunque la verdad me llegó más a mí. ¿Cómo es posible que en 3 años, sólo una vez me haya hecho un masaje y eso porque mi papá me lo regaló en unas vacaciones? ¿En qué momento he priorizado todo lo demás y no mi salud emocional?
Y si están como yo, que no dejo de pensar en que no tengo tiempo o que es muy caro, la verdad es que después de leer esto, una parte de su dinero se va a ir a un fondo de ahorro para masajes.
Sus beneficios son inmensos:
Es un método efectivo para reducir el estrés, dolor y tensión muscular. Ayuda en el tratamiento de la ansiedad, desórdenes digestivos, fibromialgia, dolores de cabeza, insomnio relacionado al estrés, tensiones, lesiones, dolor de las articulaciones y síndrome del dolor miofascial.
No sé ustedes, pero yo identifiqué al menos 5 malestares de los antes mencionados, no porque tenga algún problema de salud. El día a día cuidando niños pequeños y haciéndonos cargo de todo lo demás que pasa en nuestras vidas, es realmente desgastante, -y claro que a veces no puedo dormir, me duele la cabeza, la espalda, tengo ansiedad y estrés ni se diga-.
Sin embargo, aunque el caso no sea por alguna dolencia, los masajes también ayudan a reconfortar, ya que producen sentimientos como el de ser cuidado y conexión, que en nuestra situación de madres, también nos puede ayudar mucho, pues algunas veces nos cuesta trabajo volver a sentirnos apapachadas.
Los masajes también aumentan los niveles de serotonina y dopamina, las hormonas del amor y el bienestar que nos hacen sentir felices y plenos. Esa es la verdadera magia que hay detrás de unas manos llenas de aceite recorriendo tu cuerpo.
¿Qué podemos hacer?
Lo primero es dejar de lado el pensamiento de que un masaje es un mimo, un capricho o un cliché, y verlo como una herramienta poderosa que te ayudará a hacerte cargo de tu salud emocional.
Si tienes un tipo de lesión o dolencia, es importante que busques terapeutas certificados y lo consultes siempre con tu médico.
Pero si lo único que quieres es relajarte, hay más opciones y no sólo los spas carísimos:
- Tu esposo puede darte un masaje en los pies o la espalda, con una crema oleosa o un aceite.
- Puedes buscar cupones de descuento en internet para ir a un spa y pagar la mitad del precio.
- Buscar una escuela de masajistas en tu ciudad, muchas veces buscan personas para practicar y no cuesta nada.
- Haz un fondo de ahorro para darte un masaje al menos una vez al semestre. En lugar de comprar zapatos, invierte en otro tipo de apapacho que te traerá más beneficios a la larga.
- Pide masajes en tu cumpleaños, el Día de la Madre, en San Valentín y hasta en Navidad.
Yo, por lo pronto ya le metí los primeros 100 pesos a mi cochinito porque estoy dispuesta a darle una oportunidad a los masajes.
Fuentes: Los beneficios de los masajes, Mayo Clinic, Estados Unidos, 2018, Masajes, lo que tienes que saber, Centro Nacional para la Salud Integral y Complementaria, Estados Unidos, 2019.