Descifra lo que quiere decirte tu bebé, fijándote en estos detalles de sus movimientos
Sentimientos como desesperación, angustia y preocupación invaden nuestro cuerpo cuando nuestro bebé llora y no encontramos la forma de consolarlo.
Es inevitable pensar en mil cosas como: “¿Qué tiene?”, “¿qué le molesta?”, “si tan sólo pudiera decirme lo que necesita…”
Pero en realidad, nuestro bebé sí puede decirnos lo que le pasa, lo que siente, lo que le incomoda o lo que necesita. La clave está en su lenguaje corporal, es decir, las posturas de su cuerpo, su cara, sus manos, sus piernas.
Además del llanto, el lenguaje corporal del bebé nos da pistas importantes para saber si está cansado, hambriento, listo para jugar o aburrido.
Aprende a descifrar el lenguaje corporal de los bebés:
Necesidad de atención
El contacto visual es una señal de que nuestro bebé necesita nuestra atención. Incluso, puede girar la cabeza y vernos directamente a los ojos, así como estirar sus manos hacia nosotros.
Está cansado o quiere cambiar de actividad
Lo más probable es que gire la cabeza o mire hacia otro lado, generalmente se retuerce, arquea la espalda o da algunas patadas.
Tiene sueño
Cuando quiere dormir, un bebé bosteza, se frota los ojos, mueve los brazos o las piernas, llora, está inquieto, exigente e irritable, se jala las orejas, tiene los puños cerrados, dificultad para concentrarse, frunce el ceño y se chupa los dedos.
Está hambriento
Cuando un bebé tiene hambre hace ruidos de succión, abre la boca y gira la cabeza hacia nuestro seno, se chupa las manos o en su defecto las tiene cerradas en forma de puño.
Quiere jugar
Muestra ojos grandes y brillantes, busca el contacto visual, acompañado de sonrisas y movimientos corporales suaves como pataditas; extiende sus manos hacia nosotros, balbucea.
Dolor o incomodidad
Cuando un bebé está incómodo o tiene un malestar o dolor, arquea la espalda y golpea su cabeza con lo que tiene cerca. También puede contraer las rodillas cuando tiene gases o estreñimiento.
Cuando respondemos a las señales de nuestro hijo, hacemos que se sienta seguro, protegido y, por ende, nos ayuda a fortalecer el vínculo que estamos forjando con él, lo cual le ayudará muchísimo en su desarrollo físico, emocional y mental.
No te preocupes si al inicio no entiendes todo, lo importante es que tengas paciencia; con el tiempo te sorprenderás lo mucho que lo conoces, tanto que con el simple llanto o un pequeño movimiento, sabrás lo que necesita.
Fuente: Raising Children