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Jugar rudo es importante para los niños

Publicado: 4 de Diciembre 2019
Criando con consciencia
Foto: IG @lamamadelbebe
Foto: IG @lamamadelbebe

Definitivamente, los niños tienen que practicar el juego rudo… Es un instinto básico de la naturaleza, al fin y al cabo son mamíferos, y por ende, utilizan el juego para aprender ciertas habilidades que necesitan para sobrevivir en el mundo.

Al practicar las “luchitas” con papá o al jugar con sus hermanos o amigos a que son superhéroes y vencen a los villanos a través de una acalorada pelea, nuestros hijos están adquiriendo grandes lecciones de aprendizaje como: 

  • Conocer su cuerpo.
  • Entender los límites de su fuerza y aprender a medirla.
  • A decir: Basta o hasta aquí.
  • Descubrir reacciones de otros niños.
  • Aprender y practicar juegos de roles.
  • A tomar turnos.
  • Identificar límites personales.
  • A hacer acuerdos, cumplirlos y respetarlos.

Además, durante el juego rudo, su cuerpo aprende a conectar el hemisferio derecho del cerebro (que te impulsa al movimiento y a seguir con el juego), con el izquierdo (que sigue las reglas).

Otro punto a favor del juego rudo es que les enseña la importancia de grandes palabras: Justicia y equidad. Si los dos reciben un trato similar, la actividad continuará, de lo contrario, el niño que sienta que "no es justo", simplemente abandonará el juego.

Es una buena forma de liberar emociones contenidas, como en aquellos niños que están tristes o enojados. Incluso, es una buena técnica para la llegada del hermanito, donde se puede perseguir al niño pequeño o jugar almohadazos con él para que libere las emociones que está sintiendo con la llegada de un bebé a la casa.

Más allá de las habilidades...

Pero, ¿cuál es la razón para que los niños quieran practicar el juego rudo en cualquier momento? Obviamente, los niños no juegan así porque piensan que van a aprender todo lo anterior, al contrario, ellos sólo DISFRUTAN.

Los niños lo hacen por el placer del juego en sí mismo, por obtener esa diversión o esa sensación agradable y placentera.

Incluso, Peter Gray, profesor de investigación en el Boston College, compara -con todo respeto. las reglas que siguen los perros con las que siguen los niños durante el juego rudo.

Por ejemplo, tanto para los perros como para los niños, el objetivo de jugar a las peleas es divertirse, cuidando de que su contrincante también se divierta, lo cual prolonga el juego, es decir, no se somete o lastima a nadie.

Para que esto sea una realidad, deben existir algunas reglas para realmente disfrutarlo como: no morder, no patear si tienen zapatos puestos, cero golpes fuertes; en caso de arrojar a otra persona, debe hacerse sobre algo blando. 

Tips para que sea realmente agradable y no un dolor de cabeza

Es importante que les mostremos que el juego rudo tiene sus propias reglas (que funcionan tanto en el juego de los perros como en el de los niños) y debe respetarse para que realmente sea divertido, por ejemplo:

1. Para que un juego rudo sea adecuado, necesita invitar a las personas a jugar, es decir, debe haber un acuerdo previo entre los que estén jugando. En el caso de los perros, con su cuerpo forman un arco invitando al otro a jugar, y cuando el invitado hace la misma posición, entonces existe un acuerdo. En el caso de los niños, pueden hacerlo verbalmente.

2. Tiene que estar pareja la fuerza, en el caso de los hermanos sólo hay que enseñarles a medir la fuerza a los más grandes.

3. Hay que hacer un acuerdo previo sobre el momento en que se acabará el juego y cómo respetar esta decisión. Es decir, se vale jugar rudo, pero en el momento en que se diga una palabra (“ya”, “ya me cansé”), se acaba. De lo contrario, en el calor del juego es muy fácil argumentar “es que estábamos jugando”, y esto podría ocasionar problemas. 

4. Si aceptan participar en ese juego, deben entender lo que implica, como contacto físico (golpes), que habrá veces que duela (sin llegar a extremos) y que tendrá que aprender a lidiar con las consecuencias.

Recordemos que el ser humano busca jugar rudo de forma natural, y es mejor poner reglas para que se juegue de manera segura que castigar por algo, que de alguna manera te llega como un impulso natural.

Fuente: Karen Zaltzman, pedagoga y especialista en crianza

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