Las buenas mamás también se equivocan y gritan en el supermercado
Las buenas mamás tienen hijos que se paran 5 veces a media noche. Niños que se enferman de gripa o que hacen berrinches a mitad del supermercado.
A las buenas mamás una vez se les cayó el bebé de la cama para después salir corriendo al pediatra con el corazón en los brazos.
Las buenas mamás a veces olvidan comprar la leche; a veces terminan de hacer la comida tarde o fantasean con vacaciones para dos y sin hijos.
Las buenas mamás a veces tienen días difíciles y noches largas. A veces se esconden a llorar en el baño.
A veces gritan en el supermercado o hacen cosas que dijeron que nunca harían como darle la tablet para tener un rato de tranquilidad y luego cargar en su hombros con toda la culpa del mundo.
Y cuando se siente perdida, cuando siente que ya no puede más, la buena mamá se levanta y se vuelve a construirse, gracias a lo profundo de su amor por sus hijos.
Entonces pide perdón y se perdona a sí misma.
Y vuelve a intentar.
Porque nadie ama a sus hijos como ella sabe hacerlo.