Al papá de mis hijos: Dejemos de esperar a que crezcan para vivir nuestras vidas

Más que mi esposo, eres mi amigo en la difícil tarea de ser papás: tú y yo contra el mundo de los berrinches, las colegiaturas estratosféricas y los consejos no solicitados que nos da la gente. Y te amo por eso.

Pero, a pesar de lo mucho que disfruto nuestra vida como padres, estoy cansada de vivir pensando en el futuro.

Ese día en el que seremos mayores, nuestros hijos se irán de casa y tú y yo por fin podremos tener interminables conversaciones a deshoras. O irnos de viaje. O ir a cenar.

“Algún día”, nos decimos cada vez que consideramos una actividad que no involucre cambiar pañales ni recoger un montón de juguetes del piso de la sala.  Pero ese día nunca llega.

No quiero pasar los siguientes 20 años soñando con el día en que seamos “libres”. Porque, ¿sabes qué? Lo somos. 

Además de papá y mamá, somos dos personas independientes. 

No pienso dejar que pase tanto tiempo antes de volver a sentirme conectada contigo. Quiero que lo hagamos a partir de ahora.

Cenemos juntos, vayamos al cine, durmamos toda la noche en la misma cama, tengamos conversaciones fluidas sobre las películas que nos gustan y los libros que hemos leído. Dejemos de posponer nuestros planes adultos y hagámoslos de una vez.

Sí, nuestros hijos necesitan mucha atención ahora que son pequeños. Pero también necesitan ver que sus padres son felices. Que nos amamos. 

Y por eso, a partir de ahora, quiero que dediquemos tiempo a lo que nos gusta, incluida nuestra relación de pareja. 

Basta de esperar por un futuro idílico y hagámoslo hoy, con todo y pañales sucios, juguetes tirados y películas de Disney a todo volumen en la televisión. Nuestra vida es ahora. 

Dejemos de esperar a que los niños crezcan y hagamos todo eso que tanto deseamos. ​Y hagámoslo juntos.