He olvidado ser una mamá feliz….
El otro día mi hermana me dijo:
—Diviértete con tus hijos.
Y yo pensé:
—Ya ni sé cómo hacerlo…
Sólo escribirlo, me hace que se me llenen los ojos de lágrimas…
Porque sé perfectamente ser la mamá ocupada.
La que resuelve con ingenio y pasa de una urgencia a otra.
He dominado el arte de hacer de cenar, consolar a un niño que llora porque su hermano le quitó el juguete y hacer que la casa se vea suficientemente limpia y decente a pesar de los miles de juguetes regados, en cinco minutos.
Soy buenísima para encontrar regalos de último momento o para improvisar pasteles de cumpleaños con mantecadas Bimbo.
Puedo prevenir, tal clarividente, posibles accidentes de mi bebé gateador antes de que sucedan.
He dominado con gracia el contar hasta diez para no gritarles (tanto) a mis hijos cuando me sacan de quicio.
Y hasta he logrado evolucionar en una especie humana superior que sobrevive con 4 horas y medio de sueño cada noche.
¿Pero divertirme? ¿Reírme? ¿Pasarle bien? ¿ Ser la mamá feliz y divertida?
A veces temo que eso lo he perdido por completo entre el trabajo y el estrés…
Porque a veces, cuando trato de sentarme en el piso a jugar con ellos o de poner música para ponernos todos a bailar, mi mente vuela en cuestión de segundos a lo que voy a hacer de cenar, o que se está haciendo muy tarde y estos niños aún no se bañan, etc, etc, etc.
Y veces me siento culpable.
Culpable por no estar más presente, reírme más, divertirme o no hacer todas las cosas geniales que creo que mis hijos merecen. Por decirles que tan sólo me esperen 15 minutos más para poder mandar ese mail que tengo mandar y luego cuando pasen esos 15 minutos, decirles que necesito 30 más…
Quiero ser la mamá feliz y divertida.
Pero ser mamá es difícil. Es tanta la presión de mamá y a veces no la hablamos.
A veces solo tenemos que reconocer que hay temporadas en nuestra vida que son solo trabajo duro y la maternidad es uno de ellos. Especialmente aquellos años en que tus hijos son menores de cinco años.
Y no me estoy quejando, pero creo que es justo y necesario hablarlo y reconocerlo.
Quiero volver a ser feliz…
Así que he decidido todos los días hacer algo que me haga feliz. Una cosa.
Tal vez sea pasar treinta minutos viendo Facebook. Tal vez sea viendo una hora diaria de Orange is the New Black. Tal vez es la decisión de jugar ese juego con mis hijos y realmente jugarlo. Tal vez es una cena de vino y amigas.
Repitan conmigo: Voy a hacer una cosa que me haga feliz todos los días.
Pero sobre todo es recordar. Y te recomiendo que tú tampoco lo olvides: no debo ser tan dura conmigo misma. Soy una gran mamá, incluso en los momentos difíciles.