Mi cicatriz
Tengo una cicatriz que no esperaba.
¡Es más! no la deseaba.
Antes de ser mamá más de alguna vez la miré con rechazo
No la quería lucir,
No quería un abdomen con una marca ¡tan fea!.
¡Que ingenua!
Que poco sabía de la vida,
Que poco conocía del poder de la vida,
Del poder de mi género.
Tengo una cicatriz que ha tatuado mi cuerpo de dignidad.
Que me recuerda lo valiente que soy.
Tengo una cicatriz que abraza mi vientre
Que cambió mi estructura,
Cambió mi alma.
Tengo una cicatriz que dejó huellas,
Que dolió,
Que molestó,
Que llegó con miedos,
Que me estorbó...
Tengo una cicatriz que me cambió,
Me transformó,
¡Me empoderó!
Tengo una cicatriz que me llenó de vida,
Que dio vida,
Que me devolvió la vida.
Que me regaló mi gran alegría.
Una que me enseñó que el cuerpo no es solo para lucirlo.
Es para honrarlo.
¡Sí! Tengo una cicatriz que no me avergüenza
Me hace sentir más linda,
Más pura,
Más fémina,
Más fuerte.
Tengo una cicatriz que me regaló el verdadero amor.
Que me enseñó la incondicionalidad,
Que me enseñó a amar,
Que me mostró que los sueños no tienen límites.
Tengo una cicatriz que me convirtió en madre.
Que me desplazó al siguiente nivel,
Que me convirtió en la heroina de mi historia;
Que me conectó con lo sublime y lo sagrado.
¡Ay dios como amo esta cicatriz!
Autor: Andrea Za. Coach Mamá primeriza
