Publicidad

Mamá, yo puedo

Publicado: 11 de Febrero 2018
Vida de mamá
Foto IG: @dearestchildren
Foto IG: @dearestchildren

Tres palabras que me llegaron al corazón. Mi hijo de 3 añitos pasó una mala noche por encontrarse enfermito.

 

Luego de un desvelo de esos que no pasaban desde que eran recién nacidos, finalmente logramos dormirnos a las 5:30 am.

 

Soñaba que estaba en una isla desierta, con un sol de verano, sola leyendo un libro y de golpe abro los ojos, miro el reloj…8:30 am. Pego un brinco, me paro asustada, miro a mi derecha y ahí estaba mi hijo dormido plácidamente.

 

Corro al cuarto de mi hijo mayor, de 6 años, y no lo veo. Siento una cosquillita en la panza de esas que te dan cuando estás a la expectativa por algo y me dirijo al segundo lugar de la casa donde pienso que puede estar: la cocina.

 

Enseguida lo veo ahí, trepado en un banco, tratando de alcanzar la caja de su cereal favorito. Sentí que la cosquillita se me quitó, respiré profundamente con alivio y me paré a lado de él para ayudarlo. Y entonces escuché estas tres palabras: 

 

“Mamá, yo puedo”.

 

Y es que cuando tus hijos nacen y estás en ese momento en que tu corazón muere de amor, pero tu mente se encuentra abrumada y cansada y llega alguna visita con hijos ya grandes y te mira a los ojos, te agarra la mano y con cara seria te dice “disfrútalo, se crece muy rápido” lo primero que quieres es pegarle.

 

Bueno, tal vez estoy exagerando pero sientes una impotencia y ganas de responderle “¿Qué crecen muy rápido? Tengo 14 días, 8 horas, 23 minutos y 43 segundos de no dormir y tu me dices que lo disfrute? ¿Cómo puedo disfrutar algo cuando me siento así? ¿Cómo puedo disfrutar este momento hermoso cuando no se parece en nada a lo que vi en las películas ni a lo que los libros y el internet me dicen? ¿Qué se crecen muy rápido? ¡¡OJALÁ!! Quisiera que crezca ya y sea un niño grande e independiente”.

 

Pero en cambio no dices nada. Callas y te aguantas las lágrimas que quieren brotar de tus ojos porque estas hormonal y después de todo ella ya pasó por eso y sobrevivió y seguramente tú lo harás también. Y miras a tu pequeño bebé y sabes que tu vida cambió y tienes un sentimiento profundo por éste ser que tú creaste y que depende infinitamente de ti, pero solo quieres acostarte a dormir. 

 

Te vas apegando a este bebé a tal punto que la situación cambia y sientes que la que depende de él eres tú. Es el aire que respiras, la razón de tu existir y no puedes imaginar ni recuerdas tu vida antes que naciera. Y transcurren los días, meses y años y hay buenos días y hay malos y difíciles pero aún así estás ahí para él. Noches en vela, interminables juegos, horas leyendo el mismo libro y preparando comidas que no se comerán.

 

Primer día del maternal, primer viaje, primera foto, primera navidad, primer cumpleaños, primer diente, primera palabra, primeros pasos, tantas y tantas vivencias y finalmente sientes que estás en el lugar que siempre quisiste estar y te sientes realizada a pesar de las cosas malas que también hay.

 

Y entonces de pronto empiezas a revivir. Retomas poco a poco todo lo que hacías antes de tener bebé. Sales a comer con tus amigas de vez en cuando, regresas a trabajar, tú y tu pareja tienen citas románticas y tu hijo ya participa de todo activamente. Y ya ni te acuerdas de ese día en que te dijeron “disfrútalo, crece muy rápido” porque sí es verdad que está creciendo pero sigue siendo tu bebé y siempre lo será. 

 

Y ¡zas! Pasan 6 años y un día te despiertas asustada porque dormiste hasta las 8:30am y te preocupas porque tu pequeño no ha desayunado, no sabes si está despierto y qué ha estado haciendo todo este tiempo que tu dormías y corres a ayudarlo como haces todas las mañanas pero ese día fue diferente.

 

Ese día te dijo así nada más, sin ningún tipo de rabia ni resentimiento. Sin tan siquiera reclamarte porque dormiste hasta tarde y sin ninguna agenda oculta. Ese día simplemente te agarró la mano cuando lo ibas a ayudar, la echó hacia un lado y te dijo “mamá, yo puedo”.

 

Y finalmente entiendes todo. Ahora la frase “disfrútalo, que crece muy rápido” hace todo el sentido del mundo. Y quieres gritarle a todas las madres allá afuera que es verdad! Que es verdad que los hijos crecen muy rápido, pero no puedes. No funciona así. A cada madre le llega su momento.

 

 

Texto de Mariví Jaén

 

Por Vida entre Madres para Naran Xadul

Otros artículos que te pueden interesar:

Publicidad
Publicidad
Publicidad