Las promesas de una mamá a su hija

Querida Hija:

Yo te prometo, que siempre serás mi amor eterno, la mejor espera y mi mejor herencia.

  Prometo comerte a besos, darte abrazos de oso y hacerte reír a carcajadas por lo menos tres veces al día.

Prometo apoyar tus sueños y recargar mi pila, no importa qué tan cansada esté, para vivir contigo un sin fin de aventuras. 

Prometo recordarte todos los días cuánto te amo y todo lo que significas en mi vida. 

Prometo ser la mejor enfermera, y acompañarte en los días de enfermedad con sonrisas y apapachos.

Prometo escribir tus primeras veces, tus aventuras, tus fracasos y victorias; porque una buena historia merece ser recordada durante toda la vida. 

Prometo ser paciente aunque llores por horas seguidas y no entienda qué está pasando. 

Prometo no quejarme y decir que me gana el cansancio por no dormir; disfrutarte, no importa la hora. 

Prometo esperarte con los brazos abiertos, cada vez más enamorada de ti, y decirte que eres mi vida entera cuando lleguen esos días en que me digas: mamá tiene la culpa; mamá no me entiende; mamá no me deja. 

Prometo que mi única intención es que disfrutes tu vida, y para ello brindarte todas las herramientas para que lo hagas día a día. 

Prometo que mi amor será eterno, aunque ya no esté a tu lado. Lo sentirás en cada momento de tu existencia, porque mi mejor historia has sido tú. 

Prometo extrañarte como tú me extrañarás cuando digas me hace falta mi mamá; prometo abrazarte en una canción, en un recuerdo, que construimos tú y yo.

  No soy eterna, no soy perfecta; aprendí hacer mamá contigo, y que no hay remedios mágicos. 

Solo existe este amor inmenso, que un día conocerás, y entenderás, cuando te conviertas también en mamá.   

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