Bienvenida a la competencia...ooopss quise decir, a la MATERNIDAD
Tienes unos días de retraso, te haces unas pruebas y te enteras que estás embarazada. Se lo cuentas a un par de personas que te felicitan y te apoyan, pero nadie te dice una verdad que permanece oculta en todas nosotras.
Aún no lo sabes, pero acabas de entrar en el mundo más competitivo que te puedas imaginar. Ni los máster, ni el deporte, ni el colegio, tu alto rango de ejecutiva, ser una más entre muchos empleados o ser la del medio de 5 hermanos te podrán preparar para el nivel de competitividad constante y silenciosa (a veces no tanto) a la que acabas de ingresar… ¡No salgas corriendo!… No hay vuelta atrás.
La competencia y comparaciones empiezan desde el día uno en que cuentas que estás embarazada… Siempre habrá la amiga que lo pasó peor, que fue más mártir, que vomitó más que durmió menos… Por otro lado, estará la que nuuuunca se sintió mal, ni engordó, ni le dolió parir y encima se puso más guapa y el pelo le brillaba (odiosa).
Lo fuerte se viene después, comparaciones absolutamente injustas y ridículas en base a qué tipo de parto hemos tenido y sobre nuestra lactancia ….. No flaca, por ahí no es buen camino, en este tema si no tienes nada agradable, de apoyo y contención que aportar déjame que te diga: “Calladita te ves más bonita”. Ni siquiera voy a ahondar en este tema por lo injusto y ridículo que me parece.
Por fin tienes a tu bebé en brazos y comienza “la pregunta”, esa pregunta que deberá mantener alerta tus antenitas de vinil… luego de observar como quien no quiere la cosa peso, estatura, movimientos y nivel de desarrollo llega directa: ¿Cuánto tiempo tiene? ¡Alerta! ¡Puede ser una trampa! Siempre seguida a la pregunta vendrá una frase de comparación. ¡Oohhh! se llevan solo unos días…
¿Ya come solo? ¿Ya gatea? ¿Recita el abecedario al derecho y al revés? ¡¡¡Por favor!!! Quisiera decir suéltame un rato, pero confieso que cuando no me lo han preguntado, he sido yo la que también preguntaba de puro metiche… Odiosa soy, yo lo sé.
En el primer año te encontrarás en cada ida al parque con alguna de estas preguntas..Que si tienes leche, ay hija yo era una vaca. Que si duerme toda la noche…pobrecita el mío duerme solito desde los 3 meses . Que por que le das teta y no biberón… Que por qué le das biberón y no teta… Que cómo vas a usar el coche que lo vas a traumar.. Que cómo lo porteas tanto le vas a deformar las piernas. Que si ya se paró, que si ya caminó…El mío a esa edad corría… Que si ya dijo mamá, papá, le salieron los dientes o ¡ingresó a la universidad!
Luego, a medida que van creciendo los temas se vuelven más complicados al entrar en la competencia no sólo tiempo de desarrollo, talla y peso sino también comportamiento, crianza y desempeño académico… Tengo una adolescente,un niño y una casi toddler…y en mi experiencia te digo flaca.. ¡Qué flojera! Pero entre nos, cuesta más no soltar la lengua y decir, sin querer queriendo, algún comentario ácido que deja en claro que tu hijo es mejor…
No todo comentario competitivo es a propósito y con mala leche, la mayoría son silenciosos y muchas veces sin un ánimo real de joder, solo es nuestro hiper orgullo por esa criaturita que en nuestro mundo nadie podría superar.
Claro, en nuestro mundo, pero no en el mundo real cada niño es un mundo, un ser completo y ninguno es mejor al otro, son simplemente diferentes como lo somos las madres, como los somos todos, porque para poder seguir, crear y crecer debemos ser diferentes todos o sino nos estancamos.
¿No es ya suficiente con la montaña rusa que es un embarazo y todo a lo que te tienes que enfrentar que además tenemos que tener dudas extras por andarnos comparando las unas a las otras? ¿No es ya el parto suficientemente intenso y totalmente nuestro como para permitir experiencias ajenas cargarlo más? ¿No es la crianza lo suficientemente difícil y complicada como para encima pensar que lo hacemos peor de lo que creemos porque en la casa del vecino todo fluye como la seda? No pues, no es justo. La maternidad es hermosa, es maravillosa pero es tan feliz y llena de luz como turbia y desesperante como para aumentar matices extras.
No podemos seguir lanzando comentarios como: “Uyy mi hijo también hace berrinches pero si me hace uno como hace el tuyo me vuelvo loca” .”Pero como se sacó 09 estaba facilitó mi flaco se sacó 20″ “Uyyy pero todavía no habla” “Tiene 2 y medio y sigue con pañal? La gordis el día que cumplió 2 se lo quité en una”.
No puede ser que, hablando con una amiga mamá de dos preocupada porque su pequeña de 2 años no lo está pasando bien probablemente por los celos, después de un rato conversando y contándole que mi hija mayor era re intensa me diga.. Ya no me siento la única, ya no me siento tan sola… ¿¿¿Sola??? ¿Es enserio? Tiene amigas con bebés de la misma edad, la pequeña va al nido y conoce a otras mamás… ¿Cómo te vas a sentir sola cuando tu pequeña tiene crisis de pataletas y berrinches si todos hemos pasado por algo parecido en mayor o menor grado? Pero claro, de la puerta para afuera muchas veces no contamos la historia real.
Tenemos que empezar a ser más honestas, menos jodidas, más reales y transparentes. Lo podríamos pasar muchísimo mejor si dejamos de compararnos y competir. Todas tenemos una historia diferente, todas tenemos hijos diferentes. Ningún niño es igual al otro, ni siquiera hermanos criados por los mismo padres. Si tal vez el tuyo habló antes.. pero camino después. Tal vez el tuyo no hace pataleta… Pero, ¿Cómo cuesta hacerlo dormir no? No existe el hijo perfecto ni mucho menos la madre perfecta, no hay una fórmula mágica de crianza, ha sido difícil desde que el mundo es mundo y lo seguimos intentando, van cambiando las teorías y los métodos y la verdad solo podemos hacer lo mejor que podamos y criarlos según aquello en que creemos.
Creo que ha llegado el momento de evolucionar y darle una vuelta a la historia sacar ese chip de nuestro adn y dejar de jorobarnos tanto sin querer queriendo y apoyarnos más.
Por La Tata para Naran Xadul
Otros artículos que te pueden interesar: