Actividades para estimular a tu bebé desde casa, que deberías estar haciendo
El sistema vestibular es el encargado de darle a un bebé sentido de equilibrio y de balance. Es el primer sentido que se desarrolla dentro del útero y se activa con el movimiento. Así mismo, trabaja en conjunto con los otros sentidos, como la vista y el oído, así ayuda a que el cerebro procese y organice toda la información que recibe.
Este sistema es responsable de interpretar información sobre el lugar que ocupamos en el espacio, especialmente la posición y movimientos de la cabeza. Se basa en la gravedad: dónde es arriba y dónde es abajo. El sistema vestibular nos dice si estamos sentados, acostados, boca abajo o de cabeza y así nos permite orientarnos en el espacio.
Por otro lado, nos permite pararnos derechos, sentarnos, pararnos y caminar. Es sumamente importante para el desarrollo físico y emocional, así como para la atención, concentración y para el aprendizaje más adelante.
Además, es importante para el tono muscular, la motricidad fina (movimientos de las manos) y gruesa (correr, saltar y columpiarnos), la coordinación de ambos lados del cuerpo (especialmente la coordinación ojo-mano), el estado de alerta y para estabilizar los movimientos de los ojos. También ayuda a que el niño realice actividades cotidianas y de autocuidado, para así ser independiente, por ejemplo lavarse las manos, subir escaleras, vestirse solo y amarrar sus agujetas.
¿Cómo estimularlo por edad?
Durante el embarazo
- El sistema vestibular se desarrolla en el embarazo, así que si la mamá se mueve y se mantiene activa, con permiso de su doctor, estimulará el desarrollo de su bebé.
0 - 3 meses
- El bebé abre los brazos cuando se reclina (reflejo de Moro); comienza a sostener la cabeza con menor apoyo, la levanta cuando está boca abajo, comienza a controlar su cabeza cuando está sentado; sigue el movimiento de objetos con sus ojos; gira la cabeza hacia el pecho o el biberón y voltea a luces brillantes.
- Es importante cargarlo en diferentes posiciones; arrullarlo y mecerlo; permitir que tenga “tummy time” supervisado; arrullarlo y mecerlo constantemente; sentarse a su nivel y verlo directamente a la cara y apoyarlo a que comience a voltear la cabeza.
4 - 6 meses
- Durante este período el bebé ya es capaz de sostener la cabeza al estar boca abajo; se da la vuelta; a los 6 meses logra sentarse con apoyo; logra utilizar ambos lados del cuerpo al mismo tiempo, aplaude, “choca” juguetes y junta sus pies al estar acostado; pasa juguetes de una mano a la otra y logra empujarse hacia arriba con los antebrazos.
- Para estimularlo puedes jugar con él y cargarlo en distintas posiciones, pueden bailar al ritmo de música diferente y balancearlo de adelante para atrás. Puedes usar una hamaca o una mecedora, siempre con cuidado y que sea apropiada para uso con el bebé.
8 - 9 meses
- El bebé ya tiene un mayor control al sentarse, rodarse y desplazarse; comienza a gatear y a pararse; intenta inclinarse para alcanzar juguetes; disfruta diferentes movimientos hacia arriba y hacia abajo, además se balancea hacia delante y hacia atrás.
- Cargar al bebé con un rebozo o cangurera es muy útil para estimular el sistema vestibular; jugar con juguetes que se puedan empujar y jalar como carritos de juguete o pelotas. Durante este período el bebé se puede sentar de manera independiente, es importante fomentar esto para que desarrolle sus músculos del cuello, la espalda y el estómago.
10- 12 meses
- El bebé gatea, se para, se desplaza y navega alrededor de los muebles; puede comenzar a caminar; disfruta actividades de movimiento como bailar, mecerse y sacudirse, y ya es capaz de mirar alrededor mientras se mueve.
- Presentarle al bebé juguetes que pueda empujar y que lo impulsen a caminar, motivarlo a bailar y mecerse al ritmo de la música, brindarle oportunidades de balanceo lento (en una hamaca). Lo más importante es invitarlo a que se mueva.
Si ves alguno de estos focos rojos acude con un especialista que te ayude a estimular a tu hijo: reacciones intensas a cambios de posiciones o a movimientos de cabeza; retraso en hitos de desarrollo como girarse, gatear o caminar; miedo a moverse sin ayuda de un adulto; movimiento y agitación constante; problemas de concentración (no poder fijar la mirada o seguir objetos en movimiento con los ojos) o dificultad en otras actividades motoras.
Fuente: Pathways