Así se ve la depresión cuando eres mamá

Si pones la palabra “depresión” en un buscador, y te vas a los resultados de imágenes, encontrarás varias similares.

Personas sentadas en el piso, en colores obscuros, con lágrimas en los ojos, las manos en la cabeza o observando lánguidamente a la ventana.

No vas a ver mujeres preparando un desayuno, yendo a fiestas de cumpleaños, haciendo rompecabezas o eligiendo frutas en el supermercado.

Sin embargo, cuando eres mamá, la depresión se ve así. Una mamá deprimida nunca te va a decir “creo que estoy deprimida”, te dirá frases como “estoy de malas todo el tiempo”, “me siento agotada”, “no me siento yo misma”, “me cuesta trabajo concentrarme”.

Un día te cuesta un poco más despertarte, otro día te quedas en blanco mientras estás doblando ropa, se te olvidan cosas, dejas que la llamada de tu mamá o tu hermana se vaya a buzón, y estás más irritable con tu familia.

Luego los gritos, que llevan a la culpa. Esos pensamientos que nos atacan en la noche, cuando detorradas tratamos de dormir, ”Debería sentirme agradecida por mis hijos, por mi familia, por lo que tengo. No estoy siendo buena mamá, no estoy siendo buena hija, buena amiga, buena esposa. No estoy siendo suficiente. “

Les repetimos a nuestros hijos que todas las emociones son válidas y no nos damos a nosotras mismas el mismo privilegio. Ser adulto es difícil, ser mamá es difícil, y nadie sabe realmente muy bien cómo hacerlo.

Los días tristes van a existir siempre, pero si esto se vuelve una constante en tu vida, escúchate, atiéndete, pide ayuda. La tristeza, la depresión no te hacen mala mamá, solo te hacen humana.