¿Qué hacer cuando un niño “se priva”?
¿Te ha pasado que tu hijo "se priva" cuando hace berrinche o llora incansablemente? Seguramente te espantas porque sientes que no respira y no sabes qué hacer. Sin embargo, a esto se le llama espasmo del sollozo.
Un niño que presenta espasmos del sollozo no es un pequeño enfermo, pues hay reportes de que pueden manifestarse en 1 de cada 5 bebés sanos, principalmente en menores de 18 meses y en raros casos después de los 2 años de edad.
También llamada espasmo del llanto, se trata de condición generalmente causada por estímulo emocional súbito, como coraje, sorpresa, dolor, temor o frustración al no cumplirse un capricho. El niño llora con intensidad durante aproximadamente 15 segundos y una vez que saca el aire de sus pulmones deja de inhalar ocasionando apnea, por lo que puede mostrarse rígido, con leve tono azuloso en labios y dedos, aunque hay niños que llegan a mostrarse pálidos.
Aunque por algunos segundos el chico deja de respirar, su corazón sigue latiendo y al concluir el espasmo se sentirá cansado, sudoroso y con sueño; es más frecuente que se manifieste por las tardes, cuando el pequeño está cansado, en especial a la hora de dormir.
¿Qué hacer cuando un niño se priva?
Para evitar que los berrinches en bebés cobren mayores dimensiones y pongan en peligro la salud del pequeño, los siguientes consejos te serán de utilidad:
- Mantén la calma.
- Retira cualquier objeto que el niño tenga en la boca.
- Recuéstalo de costado y aleja los objetos con los que se pueda golpear. Si lo levantas o colocas sobre tu hombro, llegará menos oxígeno a su cerebro y el cuadro podría prolongarse.
- No intentes detener el espasmo.
- Aléjate un poco del niño y obsérvalo en forma indirecta, haciéndole pensar que no prestas mucha atención al evento.
- Inmediatamente al término del espasmo, explícale con voz firme que no debe hacer berrinches y que con esa actitud no logrará lo que quiere.
- En caso de que sea provocado por golpe o caída, abrázalo y consuélalo.
- Déjalo dormir pequeña siesta.
Asimismo, evita:
- Reanimarlo. Medidas como respiración boca a boca y masaje cardiaco pueden tener riesgos si las hace alguien inexperto.
- Usar agua. El impacto emocional de introducirlo súbitamente en este líquido puede causar complicaciones pulmonares mayores que el mismo espasmo.
- Tapar la boca. Al introducir objetos, sobre todo rígidos, puedes lesionar su boca y, si es suave (como un pañuelo), puede asfixiar al pequeño.
- Sacudirlo. Agitar con fuerza a un bebé que llora puede causarle daño cerebral permanente, ceguera o matarlo.
- Golpearlo. Lejos de detener el espasmo, sólo conseguirás que el niño sienta rechazo; tampoco recurras a pellizcos o nalgadas, pues el bebé aprenderá que pegar es aceptable y que se puede reaccionar con violencia ante la frustración.
- Administrar medicamentos. Únicamente deben darse bajo la supervisión del pediatra, y no como medida de control.
Si el pequeño tiene varios eventos de espasmo del llanto al día, es probable que el manejo conductual no sea el correcto y que el infante utilice este recurso como forma de manipulación o para llamar la atención de los demás miembros de la familia; es importante recordar que el llanto es tal vez la principal forma de comunicación a esa edad.
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