Las verdaderas necesidades afectivas según la edad de tu hijo
Con mucha frecuencia me encuentro con personas que por fuera parecen de 20, 30 o 40 años, pero en su interior son como si se hubieran quedado en su más tierna infancia, y se ve que aún añoran el amor que les hizo falta cuando eran pequeños.
Cada etapa tiene sus necesidades afectivas, es decir, la forma en que requerimos del cuidado y amor de los padres cambia año tras año
Antes de los 2 años
Es cuando se forma la confianza, por eso en esta etapa de la vida el amor se expresa con los cuidados de la madre y su atención a las necesidades del niño. Si durante esta fase el cariño de la madre es poco constante o ella rechaza a su hijo, puede causar en él desconfianza y temor excesivo por su bienestar.
En la vida adulta es difícil establecer contacto con este tipo de personas; cuando entablan una relación de pareja es común que sientan la necesidad de probar a la otra persona, sometiéndola a situaciones que la hagan demostrar su fidelidad. Cuando se trata de relaciones interpersonales especialmente cercanas pueden sentirse vulnerables e indefensos.
A los 2 o 3 años de edad
El niño aprende a ser autónomo y desarrolla el autocontrol. Si los padres dificultan el desarrollo de estas áreas, haciendo ellos lo que el niño puede hacer por sí mismo sin dificultad, por ejemplo, o bien, esperando que haga cosas que le serían imposibles, entonces se crea la sensación de vergüenza. Por otro lado, si los padres corrigen en exceso a su hijo sin tener en cuenta las necesidades reales y naturales de su edad, es de esperar que el niño tenga problemas para controlar el mundo que lo rodea, y controlarse a sí mismo.
Ya siendo adultos, en vez de ser seguros de sí mismos, este tipo de personas sienten que los demás los analizan detalladamente y los tratan con desconfianza y/o desaprobación. También es posible que presenten síntomas de trastornos obsesivo-compulsivos y delirios de persecución.
A la edad de 3 a 6 años
El amor se demuestra incentivando la independencia, apoyando la iniciativa, la curiosidad y la creatividad. Si los padres no permiten que el niño actúe de manera autónoma en esta fase, y responden con castigos desmesurados al comportamiento del pequeño, se desarrollará en él un sentimiento de culpa.
La vida adulta de una persona con este tipo de carencias se caracteriza por la falta de enfoque y resolución para trazarse metas reales y alcanzarlas. Además, el constante sentimiento de culpa puede ser la causa de pasividad, impotencia o frigidez, e incluso de un comportamiento psicopático.
En la edad escolar
Se desarrollan la diligencia y el amor al trabajo. Si en este periodo se duda de las capacidades del niño o de su estatus con relación a otros de la misma edad, eso puede quebrantar el deseo de seguir estudiando, y también puede dar paso al sentimiento de inferioridad que en el futuro acabará con su propia seguridad en su capacidad de ser un miembro activo y productivo de la sociedad.
Si los niños perciben los logros escolares y el trabajo como el único criterio que determina su éxito, en la vida adulta ellos seguramente se convertirán en la llamada “masa trabajadora”, en la jerarquía de roles de la sociedad establecida.
Por Psicología para Niños Para Naran Xadul Otros artículos que te pueden interesar: