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¿Por qué no debemos ignorar nunca a un bebé?

Publicado: 24 de Febrero 2023
Criando con consciencia

Contenido revisado por: Joy Gateno, educadora.

 

“Déjalo llorar, le hace bien a los pulmones”. “Ese bebé te está manipulando”.

 

La ciencia lo confirma, no debemos ignorar a un bebé que llora y aquí te digo por qué.

 

  1. El llanto es una manera de llamar nuestra atención. Si lloran es una manera de decir que nos necesitan. Tal vez sea solo para contenerlos, porque tienen hambre o porque están mojados. Recuerda que aún no entienden cómo funciona el mundo, lo único que saben es que en este momento necesitan ayuda y atención de alguien, y el llanto es la única forma que tienen de pedirla.

 

  1. Con el llanto, buscan generar un vínculo con sus cuidadores. Los bebés también tienen comportamientos sociales activos con sus cuidadores. Buscarte con la mirada, tocarte y también el llanto son sus maneras de establecer un vínculo con las personas con las que convive. Al responder a ese llanto se genera una sensación de bienestar y placer tanto en el bebé como en su cuidador lo que hace que esto se repita y generen una cercanía.  
  2. Lo que tú sientes cuando llora tu bebé también es una reacción natural que te va ayudando a fortalecer ese vínculo y a aprender cómo cuidarlo y atender sus necesidades.

 

¿Qué pasa si lo dejo llorar?

Primero, un bebé no manipula. La manipulación se basa en pensar “si hago esto, DESPUÉS, voy a obtener esto”, pero ¿qué crees? Los bebés no tienen idea del tiempo. No saben nada más que el aquí y el ahora, y por lo único que están preocupados es por sobrevivir, por cubrir sus necesidades más primitivas y básicas, como el hambre, la sed, el frío y la seguridad. Simplemente, su cerebro no está desarrollado lo suficiente para entender la manipulación, mucho menos para ejercerla.

 

Si dejamos llorar a un bebé:

  • Genera hormonas de estrés como cortisol, que interfiere con el desarrollo cerebral del bebé.
  • Le costará más trabajo aprender a regularse emocionalmente. Recuerda que ellos aprenden de nosotros, y necesitan nuestro ejemplo para saber cómo aprender a calmarse.
  • Insensibiliza tu instinto de cuidador. La naturaleza nos programó para atender el llanto de un bebé. Negarte este instinto también perjudica tu capacidad de respuesta ante las necesidades de tu chiquito.

Pone en riesgo el vínculo con sus cuidadores, ya que el bebé se da cuenta que aún llorando por tiempo prolongado, no logra obtener la atención que necesitaba. Quizás al final deje de llorar, pero no será porque logró quedarse dormido solo, sino porque aprendió que sus cuidadores no vendrían a ayudarlo. ¿Es esto lo que queremos que sientan nuestros bebés? ¿O preferimos que sepan, desde chiquititos, que mamá y papá siempre estarán ahí?

 

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