Por qué cada casa con un niño pequeño debería tener un rincón de la calma
Los niños pequeños viven emociones muy intensas a lo largo del día y aún no son capaces de autorregularse pues la parte de su cerebro que se encarga de que puedan respirar y tranquilizarse cuando las cosas no son como les gustaría apenas de activa hacia los 5-6 años de edad.
Es por eso que es de gran ayuda tener en casa un espacio que les ayude a regularse y a conocer y entender sus emociones
Hay berrinches que pasan con un poco de paciencia, conexión y empatía , pero otros, se intensifican de tal manera que ya no sabemos qué hacer para ayudar a nuestros hijos a regresar a un estado de calma
Partimos de la idea de que es importante buscar permitir que los niños conozcan y expresen sus emociones. Se vale que los niños, al igual que nosotros sientan enojo, frustración o tristeza pero que al comunicar y sacar estas emociones lo hagan sin lastimarse a ellos mismos o a la personas que los rodean. Este proceso toma tiempo y práctica que inclusive muchas veces a nosotros como adultos nos sigue costando trabajo.
Acompañar a nuestros hijos en sus emociones fuertes les enseña que están seguros, que los amamos incondicionalmente y no solo cuando actúan como nosotros quisiéramos y que estas emociones fuertes, aunque son incómodas, son pasajeras
Pero también sabemos que los niños al no tener forma de autorregularse necesitan liberar todas las emociones físicamente. Los niños muy pequeños de entre 1-3 tienden a , tirarse al piso, patalear, llorar y gritar, porque no pueden hacerlo de otra forma, pero poco a poco conforme su cerebro vaya madurando es importante acompañarlos a empezar el camino para , autorregularse.
Una de las formas para ayudar a tu hijo a autorregularse es mantenerte en calma, aunque a veces sea muy difícil, es por eso que tener un rincón en casa que sea el lugar para calmarnos será de mucha ayuda.
Este rincón no solo es para tu hijo, también es positivo tener uno para ti y tu pareja. Debe ser un lugar reconfortante y cómodo, puede ser un sillón o un rinconcito con alfombra y cojines donde cualquier persona pueda ir a calmarse.
Puedes poner libros sobre emociones o juegos con diferentes caras para que tu hijo pueda identificar qué es lo que siente en ese momento. Cojines de animalitos, burbujas y botellas sensoriales peluches para abrazar, masitas, pelotas que se puedan aplastar, crayones y papel para “rayar el enojo”
Hay que tener cuidado con hacer de este lugar algo positivo, porque si los niños lo toman como un castigo o un tiempo fuera, será contradictorio. Inicialmente visitamos el rincón de la calma junto con nuestros hijos y le enseñamos a elegir las herramientas que ayudan el estado, acompañándolos mientras salen de esta emoción. Posteriormente podemos sugerir que los visten solos cuando los vemos desbordados emocionalmente pero finalmente la decisión es suya y no se obliga.
Explícale que ese es un lugar especial al que puede ir cada vez que se sienta enojado, triste, confundido e incluso feliz. Y dale el mejor ejemplo, acude al rincón cuando estés enojada, y deja que tu hijo te acompañe si quiere hacerlo.
Ayúdalo en su proceso de nombrar la emoción, identificar que le ayuda a sentirse mejor con esa sensación y luego solucionar la situación que generó la emoción (si es que se puede).
Haz que ese sea su lugar especial, cuando quiera acurrucarse para sentirse mejor, para recargar energías. Haz que sea el lugar más positivo para ustedes, verás como poco a poco se va adueñando de su rinconcito.
Información verificada por Karen Zaltzman, Coach de crianza.