No eduques a tu hijo para obedecerte con miedo
Muchas de nosotras crecimos con mamás autoritarias, que pedían respeto y obediencia, pero que pocas veces conectaban con las emociones.
Frases como “porque yo lo digo”, “porque soy tu mamá” o “las niñas bonitas no lloran”, eran el pan de cada día.
Aún recuerdo estas frases, el miedo que me daba desobedecer a mi mamá, pero sobre todo lo poco que esto nos acercaba. A veces era mejor mentir que enfrentar a mi mamá porque había roto su autoridad, y esto obviamente escaló hasta la adolescencia.
Para mi mamá era más importante tener hijas obedientes que la respetaran, sin cuestionamientos y sin explicaciones. Y está bien, ella hizo lo que pudo con lo que tuvo en ese momento, y con la crianza que recibió.
Pero ahora que yo soy mamá, es una de las cosas que más me cuestiono, yo prefiero poner límites y explicarle a mi hija las cosas, incluso tomarla en cuenta a la hora de decidir algo, aunque solo tenga 3 años.
Y eso no significa que no me respete o que yo, como mamá, no tenga ningún tipo de autoridad, al contrario, estoy poniendo límites claros pero a la vez haciéndole saber a ella que estoy disponible, qué puedo escucharla y contenerla, y no soy una militar que no tiene flexibilidad alguna.
La obediencia no tiene como resultado familias felices, de hecho, cuando se exige con miedo, crea una barrera entre las personas y puede llegar a tener consecuencias a futuro.
Entendamos la obediencia como seguir las órdenes de un superior, sin cuestionamientos , justificaciones o explicaciones, lo que crea una barrera de comunicación, por lo tanto, un niño que solo le dicen “porque yo lo digo”, jamás entenderá el trasfondo o las razones por las cuales debe hacer una cosa determinada.
Y cuando este niño sea un adulto, sentirá rechazo a las explicaciones, lo que podrá traerle problemas en todos los ámbitos de su vida, dejará que todo mundo pase por encima de él por no saber poner límites sanos o sentirá constantemente la necesidad de ser aceptado.
Cuando se aplica miedo, castigo o imposición, no habrá un niño feliz.
Los niños necesitan entender las razones de lo que se les está pidiendo para poder desarrollar un buen comportamiento y puedan desenvolverse de forma espontánea, de lo contrario nunca sabrán qué se espera de ellos y lo hará con incertidumbre.
Cuando educamos con miedo, los niños no interiorizan el respeto de forma sana, por lo tanto actuarán por obligación y no por empatía. En un futuro, estos niños podrían bullear a otros o ser violentos para canalizar el miedo, o ser temerosos, cerrados y a la defensiva.
Por lo tanto serán adultos que no podrán expresar sus emociones, que guardarán silencio para no incomodar a otros y que no cruzaran las zonas de confort.
Esto no significa que no podamos tener reglas en casa o que no les marquemos límites, al contrario, educar con respeto crea vínculos sanos y siempre será más fácil que un niño haga caso porque entendió lo que les estás pidiendo que por miedo.
La comunicación es clave importante en la crianza, si les explicas las reglas, el porque no deben hacer una u otra cosa, cuando aceptas y entiendes sus emociones, cuando les dices lo que hicieron mal siempre hablando desde el comportamiento y no de su persona, las cosas serán más sencillas y le darás un adulto responsable a la sociedad.
Así que deja a un lado los comentarios de que no tienes autoridad, los niños no están aquí para obedecer, están aquí para aprender y nosotros somos sus más grandes maestros.
Revisado por Karen Zaltzman, Pedagoga especializada en crianza consciente.