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Miedos de los niños según su edad

Publicado: 28 de Mayo 2020
Criando con consciencia
Foto: IG @th3littlestavenger
Foto: IG @th3littlestavenger

¿Te ha sorprendido que de un día para otro tu hijo te pide que lo acompañes por toda la casa porque no desea estar solo, o no quiere dormir en su habitación o siente miedo por cosas que antes hacía sin problema?

Todas estas experiencias tienen un común denominador que es el MIEDO. Sí, esa emoción que todos los seres humanos (niños, adolescentes y adultos) tenemos cuando sentimos que algo no está bien y nos sirve para estar alerta sobre algún peligro.

Sentir miedo es normal, incluso las cosas que dan miedo van cambiando conforme vamos creciendo, por ejemplo:

Entre los 0 y 6 meses 

Debido a que sus sistema nervioso aún está madurando, los bebés se asustan con los sonidos fuertes o cualquier cosa que moleste sus sentidos, es decir, con las cosas que caen, los truenos, las sirenas de las patrullas y los gritos.

Entre los  7-12 meses

A esta edad aún se asustan por los sonidos fuertes, así como por los objetos que aparecen de repente o que pareciera que están encima de ellos. También, sienten miedo por caras que no han visto con anterioridad.

Entre los 1-2 años

Surge el miedo por la separación por alguno de los padres, convirtiéndose en la llamada ansiedad por separación cuando no ven a mamá o papá cerca de ellos. Pueden temerle a algunos animales u objetos grandes. 

A esta edad comienza el miedo a la oscuridad y a los cambios como dormir solos en su habitación.

Entre los 2-4 años

A esta edad los niños son más independientes, por lo que le temen a las cosas que escapen de su control y no tengan sentido para ellos.

Entre los 3 a 4 años

Es una edad donde su imaginación no tiene límites y por esta razón surgen los miedos a cosas que nacen de ella como los monstruos del closet o debajo de la cama, las sombras de ropa que pudieran parecer alguna figura extraña o a las máscaras. Para estos pequeños si lo pueden imaginar, es una realidad.

Entre los 4-6 años

Aparecen las pesadillas y continúa el miedo a la oscuridad, así que de repente puede despertarse a media noche para pedir compañía y consuelo de mamá o papá. También surge el miedo a las experiencias nuevas como entrar al kínder o a la primaria.

También puede sentir miedo a lastimarse, sentir preocupación sobre fantasmas, brujas o personajes sobrenaturales. Incluso, a la muerte.

¿Cómo ayudarle a nuestros hijos a entender sus miedos?

Debemos ver a los miedos como una gran oportunidad para que los niños aprendan a autorregularse, a que adquieran esa capacidad de entender y manejar sus emociones. Pero, ¿cómo les podemos ayudar?

1. Hablar sobre lo que le asusta al niño.

Ya sea con señas o con palabras, tratemos de identificar qué es lo que sienten y ayudarles a nombrar esa emoción. Podemos hacerles preguntas como: ¿te asustó ese ruido?, ¿esa sombra te da miedo?

2. Validar su emoción.

Como papás jamás debemos reírnos o no darle importancia a los miedos de los niños, al contrario, demostremos interés.

3. Hacer una estrategia.

Una vez que se reconozca la fuente del miedo, es importante hacer un plan para entenderlo o superarlo. Por ejemplo, si los niños tienen miedo de dormir solos en la habitación, se puede pactar que nos quedemos con ellos hasta que se queden dormidos, pero dos días a la semana intentarán hacerlo ellos solos.

4. Ser pacientes.

Es la clave para que los niños superen sus miedos, se sientan cómodos, tranquilos y seguros. Tomemos en cuenta que los cambios requieren tiempo, por lo que debemos ser constantes.

5. Buscar ayuda.

Si los miedos persisten o son muy intensos e incluso impactan en su salud emocional, se vale pedir ayuda a algún especialista que nos guíe tanto a los papás como a los niños.

6. Utilizar la fantasía.

Cuando los miedos tienen como origen la fantasía, puedes utilizar esta misma como medida. Es decir, si le tienen miedo a los monstruos puedes utilizar luces que los hagan irse del lugar. 

Fuente: Kidshealth, Healthy Children y Childmind

Revisado por Karen Zaltzman, pedagoga especialista en crianza.

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